La guerra en Siria ha dado lugar a la pérdida del 20 % de sus bosques

La guerra en Siria desde 2011 ha provocado la pérdida del 20 % de sus bosques en una década, según un estudio liderado por Angham Daiyoub. Esto se debe a incendios forestales y al uso de árboles como combustible. La deforestación afecta la biodiversidad y la capacidad del suelo para retener humedad. Este impacto ambiental destaca la necesidad de proteger la naturaleza durante conflictos armados, según la Convención de Ginebra.

La guerra de Siria desencadena daños en los bosques

La guerra en Siria ha desencadenado una devastación sin precedentes, no solo en términos de vidas humanas perdidas, sino también en el medio ambiente. Un estudio reciente liderado por la investigadora Angham Daiyoub revela una impactante realidad: el país ha sufrido la pérdida de aproximadamente el 20 % de sus bosques en tan solo una década, desde 2010 hasta 2019.

Las causas de esta dramática deforestación son diversas y complejas. Por un lado, las explosiones de artillería durante los enfrentamientos generan incendios forestales que, dada la precaria situación de infraestructura y recursos en el país, son difíciles de controlar y extinguir.

Por otro lado, la población, en su mayoría empobrecida y desplazada por el conflicto, recurre a la madera de los árboles como fuente de combustible para cocinar y calentar sus hogares, lo que agrava aún más la situación y puede acelerar la desertificación en esta región mediterránea.

El estudio "Guerra y deforestación: Uso de la teledetección y el aprendizaje automático para identificar la deforestación inducida por la guerra en Siria 2010-2019", publicado en la revista científica Land, arroja luz sobre la magnitud del problema.

Mediante el análisis de imágenes satelitales de alta resolución y la aplicación de técnicas de aprendizaje automático, se ha determinado que desde el inicio del conflicto en 2011 hasta 2019, el país ha perdido aproximadamente el 19,3 % de su cobertura forestal, lo que equivale a alrededor de 63.700 hectáreas de tierra. Esta cifra es alarmante y, para tener una idea de su magnitud, es útil compararla con el tamaño de ciudades conocidas como Madrid o el área metropolitana de Barcelona.

La deforestación traspasa todas las fronteras

La deforestación no ha sido uniforme en todo el país, sino que se ha concentrado particularmente en áreas como la cordillera costa-montaña del noreste de Siria y en los alrededores de la capital, Damasco, en el sur del territorio. Estos datos muestran una imagen sombría de cómo la guerra está dejando una marca indeleble en su entorno natural, lo que amenaza no solo la biodiversidad y los ecosistemas, sino también la capacidad del país para recuperarse en el futuro.

El testimonio de Daiyoub pone de relieve las múltiples dimensiones de la tragedia ambiental que enfrenta Siria. La pérdida de masa forestal no sólo debilita los ecosistemas locales, sino que también compromete la capacidad del suelo para retener la humedad y prevenir la erosión. La deforestación conlleva además la desaparición de hábitats naturales y la alteración de los microclimas, lo que afecta directamente a la diversidad biológica y al equilibrio de la región.

Es importante destacar que no se trata de un caso único en este sentido. Otros conflictos, como la guerra de Vietnam y la situación en Ucrania, también han dejado cicatrices profundas en sus entornos naturales. Esta realidad subraya la urgencia de proteger la naturaleza durante los períodos de conflicto armado, un principio que queda establecido en la Convención de Ginebra.

En conclusión, la guerra en Siria no solo ha causado un sufrimiento humano inmenso, sino que también ha desencadenado una crisis ambiental de proporciones devastadoras. La pérdida de biodiversidad y el desequilibrio ecológico son consecuencias directas de un conflicto prolongado que demanda atención y soluciones urgentes para mitigar sus efectos a largo plazo.