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Madrid, 14 mar (EFE).- Solo el 13 % de la población reconoce que padece eyaculación precoz y el principal motivo para no decirlo abiertamente es la vergüenza, lo que hace también que ocho de cada diez españoles no acudan a un especialista para tratar este problema, que afecta a uno de cada cinco hombres.
El resto que no va a consulta es porque considera que no es un problema grave para la salud (18,95 %), un 13,02 % porque la pareja del paciente no se involucra y un 10,77 % porque cree que no tiene solución.
Estos son algunos de los datos de la encuesta realizada a más de 2.000 personas y encargada por el grupo farmacéutico Casen Recordati, que desarrolla productos en el área de Urología, entre otras, como el tratamiento presentado hoy, el primero de uso tópico de prescripción para la eyaculación precoz.
A la presentación de la encuesta y del tratamiento, que se trata de un aerosol con una mezcla de lidocaína y prilocaína, ha acudido Ignacio Moncada, jefe de Urología del Hospital La Zarzuela, además de la presidenta del Instituto Europeo de Sexología de Marbella, Ana Rosa Jurado.
La eyaculación precoz (EP) es una alteración muy frecuente -afecta a alrededor de un 20 % de los hombres, independientemente de la edad-, pero a pesar de ser la disfunción sexual más frecuente en el varón está infradiagnosticada.
Según Jurado, los hombres "suelen mostrarse reacios a hablar del problema por la naturaleza personal del mismo", aunque el compartirlo con un especialista es el primer paso para mejorar la vida sexual de los pacientes.
Tan solo el 13,3 % reconoce padecer ellos mismos o sus parejas este problema, sin embargo el 32,8 % conoce a alguien que la sufre.
Pero no es solo físico, la EP, según Jurado, es un problema "frecuente y angustioso", y crea un circulo vicioso en el que la reacción emocional del paciente y la pareja a la patología puede exacerbar y perpetuar el problema".
Dos de cada tres españoles piensa que la EP provoca en quien la padece baja autoestima y falta de confianza y más de la mitad asegura también que perjudica la vida íntima y sentimental al no satisfacer a la pareja.
Y la mujer, según el 61%, puede padecer estrés y ansiedad ante las relaciones, y las llega a evitar. Cuatro de cada diez dice que la patología perjudica la vida íntima de las parejas y que lleva incluso a la infidelidad o la ruptura.
Más de un 7 % de los encuestados reconoce que ha dejado una relación por este problema.
Dos de cada tres piensa que el papel de la pareja es fundamental para sobrellevar y tratar la patología, un 29,7 % que sí es importante, pero que no es clave, y un 2,8 % que no lo es.
Los hombres que padecen este problema, según Moncada, lo tienen muchas veces desde la adolescencia y les incapacita para tener una eyaculación en un tiempo apropiado, bien antes de la penetración o después.
Es una eyaculación demasiado rápida porque no se consigue posponerla el tiempo suficiente para poder tener una relación sexual satisfactoria, lo que crea un efecto negativo en la calidad de vida de ellos y de sus parejas, según el urólogo.
Por tanto, es una alteración que necesita tratamiento, pero hasta ahora se han desarrollado pocos.
Hay un medicamento oral aprobado para esta alteración, que actúa a nivel central, de forma parecida a cómo lo hacen los antidepresivos, pero tiene bastante efectos adversos, según el experto.
Ahora, desde hace una semana se puede adquirir en farmacias esta alternativa, un aerosol (Fortacin) con una mezcla de dos anestésicos locales, que actúa directamente en el glande e impide que los hombres puedan eyacular en un tiempo próximo al que lo hacen los que no tienen ese problema, unos cinco minutos después de la penetración.
Los que la sufren eyaculan en uno o dos, con lo que si multiplicamos ese tiempo por tres, cuatro o cinco, como lo hace este aerosol, según los ensayos clínicos, se consiguen más minutos y más placer.
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