Toshiba ha sido hoy la protagonista de la Bolsa de Tokio, con una subida de hasta un 6,6% tras desvelarse el inicio de las negociaciones con Western Digital para fumar la pipa de la paz y aumentar las ventas de sus chips.
El acuerdo Toshiba - Western Digital necesario para la firma
La llegada de este futuro acuerdo con Western Digital provocaría un aumento considerable en las ventas de los chips de memoria de Toshiba, con ese incremento de ingresos subsanarían parte de sus dificultades económicas.
Según Nikkei, un consorcio empresarial compuesto por Western Digital, el fondo americano Kohlberg Kravis Roberts, el fondo nipón Innovation Network y el Banco de Desarrollo de Japón habrían ofrecido 1,9 billones de Yenes, unos 14.800 millones de dólares, por Toshiba Memory, sin duda una cifra que produce escalofríos.
Western Digital quiere el 20% de Toshiba
El fabricante de Estados Unidos contribuiría con capital sin tener derecho a voto en las decisiones de Toshiba, aunque por lo menos querría hacerse con un 20% de las acciones de la compañía nipona una vez terminadas las revisiones de la ley antimonopolio que ha alegado la compañía japonesa.
No hay que cantar victoria antes de hora, las negociaciones podrían quedar estancadas en un punto muerto. La propia Toshiba admite que consideraría otras opciones para sanear sus números, como por ejemplo una ampliación de capital.
La venta de su rama de chips es vital
La firma japonesa de electrónica e infraestructuras optó por diferenciar su rama de chips de memoria que es la segunda mayor cuota de mercado a nivel mundial, sólo superada por la surcoreana Samsung Electric. El objetivo de esta escisión es venderla e inyectar el capital necesario para compensar las cuantiosas pérdidas generadas en las operaciones nucleares en Estados Unidos.
La venta de esta unidad de chips de memoria se ha visto siempre dificultada por la influencia de Western Digital, que participa en la misma planta donde Toshiba fabrica sus chips. Alega que la entrada de un tercero en la planta que administran podría afectar a su labor y causar preocupantes pérdidas.
Quieren cerrar la operación antes de marzo de 2018
Toshiba y sus accionistas esperan completar la transacción en este ejercicio fiscal, con fecha de caducidad en marzo del 2018. Si consiguen llevar a cabo la transacción borrarían su patrimonio neto negativo y no sería retirada de la Bolsa, donde cotiza desde este mismo mes en la segunda sección.
Añadir nuevo comentario