Las 10 mejores obras de Diego Velázquez

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01/06/2024 - 17:00
Venus del espejo de Velázquez

Lectura fácil

Diego Velázquez, el ilustre pintor del Siglo de Oro, sigue brillando en la actualidad. Sus obras continúan cautivando a personas de todo el mundo, consolidándolo como uno de los artistas más destacados de la historia del arte. Su legado perdura, inspirando a generaciones con su genialidad pictórica.

El pintor español Diego Velázquez fue un maestro del impresionismo y del realismo. Su enfoque en la luz influyó en artistas posteriores como Édouard Manet y John Singer Sargent. Pertenece al periodo del Barroco, caracterizado por su dramatismo y efectos visuales espectaculares, que dominó Europa en los siglos XVII y XVIII.

Las 10 obras más importantes de Velázquez

El pintor sevillano es famoso por su habilidad para mezclar la técnica y la profundidad en sus retratos; también por capturar la luz y la atmósfera en sus escenas. Estas son algunas de sus pinturas más conocidas por orden cronológico.

1. Vieja friendo huevos (1618)

Velázquez pintó esta obra poco después de aprobar su examen como pintor. Aunque tiene algunos problemas de perspectiva y sombras en primer plano, muestra su talento en el manejo de la luz y las texturas. Destaca la representación magistral de los huevos, capturando el momento en que la clara comienza a volverse blanca. Se encuentra en la Galería Nacional de Escocia, en Edimburgo.

A simple vista parece solo una escena de cocina en una casa de Sevilla, pero podría ser una reflexión sobre los sentidos del tacto y la vista para entender la realidad. La anciana toca con una cuchara entre sus manos casi ciegas, mientras el joven observa los objetos.

2. El triunfo de Baco (1626)

La pintura de Baco, el dios romano del vino y el placer, rodeado de hombres disfrutando de la bebida, muestra a Baco, en el centro, sosteniendo una copa de vino, rodeado de personajes bajo la influencia del alcohol. La escena irradia una atmósfera festiva y desenfrenada.

3. La fragua de Vulcano (1630)

Esta pintura, que ahora se exhibe en el Museo del Prado de Madrid, fue una de las dos obras que Velázquez pintó durante su primer viaje a Roma. Las trajo a Madrid y las mantuvo consigo hasta 1634, cuando decidió venderlas a la corona para adornar el nuevo Palacio del Buen Retiro. En ella, muestra el momento en que Apolo revela a Vulcano el adulterio de Venus con Marte. Como novedad, crea una composición similar a un friso de esculturas, mostrando las reacciones de todos los personajes al escuchar las noticias del mensajero.

4. Cristo crucificado (1632)

Después de su primer viaje a Italia, el artista pinta esta obra, que también está en el Museo del Prado. En ella, muestra un Cristo en la cruz con una anatomía apolínea, influenciado por los desnudos de los maestros italianos que estudió. Siguiendo las recomendaciones de su suegro, Francisco Pacheco, utiliza cuatro clavos para fijar la cruz, destacando los nudos de la madera. En la pintura, Cristo es el centro de atención, sin contexto adicional.

5. La rendición de Breda (1634-1635)

Este cuadro, también llamado "Las Lanzas", retrata la rendición de la ciudad de Breda durante la Guerra de los Ochenta Años. Es una obra impresionante que muestra la humanidad y dignidad en medio del conflicto militar. La composición y las expresiones de los personajes hacen que esta pintura sea una de las más destacadas de Velázquez.

6. El bufón el primo (1644)

Aunque se pensaba que el personaje principal de esta obra era don Sebastián de Morra, se ha demostrado que en realidad es el bufón conocido como el Primo. Este bufón acompañó a Felipe IV en un viaje a Aragón en 1644, y hay documentos que indican que fue retratado por el pintor en esa ocasión. En el retrato, el Primo está sentado con las piernas hacia el espectador, resaltando su baja estatura. Los colores vivos, como el rojo y el verde, junto con su mirada directa y los puños apretados, capturan la atención del observador.

7. Venus del espejo (1647-1651)

La Venus del Espejo es un retrato pintado alrededor de 1647-1651, mostrando a Venus, la diosa romana del amor y la belleza, recostada en una cama y mirándose en un espejo sostenido por su hijo Cupido. El cuadro es sensual y realista, destacando la maestría técnica del pintor en la captura de la textura de la piel y los reflejos de luz en el espejo.

El 10 de marzo de 1914, el lienzo fue atacado con siete cortes de un hacha por Mary Richardson, una sufragista británica, en protesta por el arresto de Emmeline Pankhurst. Recientemente, el 6 de noviembre de 2023, la pintura fue atacada nuevamente por activistas de Just Stop Oil, rompiendo el cristal protector con martillos. La obra ha sido retirada de la exposición en la National Gallery de Londres para evaluar los daños.

8. Retrato de Inocencio X (1650)

En la galería Doria Pamphili de Roma, encontrarás el retrato del papa Inocencio X durante su segundo viaje a Italia. Normalmente, los papas no se dejaban retratar por pintores extranjeros, pero Inocencio X hizo una excepción con el pintor sevillano, a quien probablemente había conocido en Madrid en 1625. La obra es técnicamente audaz, con un fuerte uso del rojo, y a diferencia de otros retratos amables de la época, el papa se muestra con el ceño fruncido. Se dice que el papa al verlo exclamó "Troppo vero!" (¡Demasiado real!).

9. Felipe IV anciano (1653)

Felipe IV fue pintado en múltiples ocasiones, pero esta obra del Museo del Prado (y otra similar en la National Gallery de Londres) es destacada. El monarca, que evitaba ser retratado en su madurez, accedió a ser pintado aquí. Además, en contraste con los retratos reales típicos, aparece sin atuendo regio y en una pose poco convencional. Estos retratos se convirtieron en la imagen oficial de Felipe IV al final de su reinado.

10. Las meninas

Las Meninas, una de las pinturas más enigmáticas y complejas de la historia del arte, retrata a la infanta Margarita, hija de Felipe IV de España, rodeada de su séquito. Velázquez se incluye a sí mismo en el cuadro, mirando al espectador desde el lienzo. Esta obra maestra destaca por su uso de espejos y su exploración de la relación entre el arte, la realidad y la representación.

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