Violencia juvenil, una terrible realidad que se hace cada día más fuerte

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07/08/2021 - 08:00
Flores en recuerdo a una de las víctimas de violencia juvenil

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En tan solo un mes, dos jóvenes, Samuel e Isaac, han muerto y otro, Alexander, ha resultado gravemente herido en tres sucesos ocurridos en diferentes ciudades pero con un denominador común: fueron agredidos por grupos de jóvenes.

¿Quiere esto decir que repunta la violencia juvenil? ¿Cómo entender y explicar que menores de edad cometan semejantes barbaridades? ¿Hay delito de odio detrás de estos casos? ¿Ha influido el confinamiento?

Varios expertos consultados por EFE han respondido a estas preguntas y en su mayoría no aprecian un incremento notable de acciones violentas de este tipo, pero sí más brutalidad y una mayor repercusión mediática porque, como ha ocurrido en las últimas más graves, alguien las ha grabado y las imágenes se ha reproducido hasta la saciedad.

Ejemplos distintos de hechos violentos cometidos por jóvenes que sirven para que haya quien pueda pensar en un repunte de esta lacra

La solución no es policial, es necesario dar alternativas a estos chicos que coquetean con la violencia juvenil ya en la preadolescencia.

Las fuerzas de seguridad no han constatado un repunte de este tipo de palizas, aunque fuentes policiales reconocen que las ocurridas en A Coruña, donde murió Samuel; en Madrid, que acabó con la vida de Isaac; o en Amorebieta (Bizkaia), que dejó muy grave a Alexander, han sido especialmente brutales.

"No es que ocurran ahora más que en otros momentos. La diferencia es que ahora se graban y se difunden", señala uno de los policías consultados, quien insiste en que en la mayoría de los casos no hay detrás un delito de odio ni una motivación ideológica.

Porque muchas veces eligen a la víctima al azar, sin conocerla, insiste este agente. Según resalta, el perfil de estos agresores es el de jóvenes (muchas veces menores reincidentes).

La violencia es para muchos jóvenes su forma de divertirse

La violencia juvenil actual es muy distinta a la que vivieron nuestras generaciones anteriores. También eminentemente juvenil, también fundamentalmente en fin de semana: lanzamiento de botellas, de piedras, insultos y enfrentamientos cara a cara. Sin embargo, ya no recibe el respaldo abierto de ninguna sensibilidad política y no responde a una estructura organizada, jerarquizada y planificada. Ahora es el ‘botellón’ en pandemia el epicentro de los incidentes y del órdago juvenil con la justicia o fuerzas de seguridad.

Lo cierto es que las agresiones violentas empiezan a repetirse más de lo que se pudiera pensar. Semanas atrás otros episodios de intolerancia han ido sucediéndose en la sociedad en forma de agresiones homófobas, racistas, ideológicas o de simple violencia callejera entre bandas.     

La responsabilidad diluida

Mientras, el psicólogo forense y ex defensor del menor Javier Urra dice estar "muy preocupado" por las últimos casos de violencia juvenil en España. Explica que son "sintomáticos" de una falta de "conciencia moral" por parte de un pequeño sector de la juventud, que actúa en grupo a causa de la impunidad que les confiere la denominada "responsabilidad diluida".

En su opinión, los delitos de odio están detrás solo de algunos casos por la "falta de respeto al distinto". Sin embargo, apunta a la ausencia de "autodominio", a la "insensibilidad" y a la ingesta de inhibidores -alcohol y drogas- como factores determinantes a la hora de cometer todo tipo de agresiones.

El problema de las bandas latinas

Joan Caballero es especialista en grupos urbanos violentos y trabaja como analista del Centro de Estudios e Iniciativas sobre Discriminación y Violencia. No duda en asegurar para EFE que el "blanqueamiento" de ciertos discursos de odio de la extrema derecha ha causado un notable impacto en el "repunte" de este tipo de delitos.

Sin embargo, remarca que el debate no está ahí. Dice que el modus operandi de los grupos agresores refleja una "preocupante impunidad" por parte de las autoridades.

Asegura que colectivos como "Los hermanos Koala" de Amorebieta están organizados y son imitadores de la disciplina de bandas latinas como los Latin Kings. Por esto se refiere a ellos como "grupos miméticos" que predican con el "culto a la violencia" y controlan su territorio.

Para Caballero, la relajación de las restricciones por la pandemia es un factor a tener en cuenta. Explica que los jóvenes "han petado psicológicamente" y han vuelto a acudir a zonas sin vigilancia como los parques en los que hacen botellón. Allí, señala, una simple mirada les basta para cometer una agresión.

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