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La falta de acceso a los servicios sanitarios es una forma de violencia contra las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo. Ademas, éstas tienen más probabilidades de desarrollar alteraciones tiroideas, obesidad, cataratas, migraña, alteraciones de la marcha y epilepsia.
Las personas con discapacidad tienen peor salud
Según Plena Inclusión, la investigación sobre la salud de las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo ofrece muchas evidencias para afirmar que estas personas tienen peor salud que la población sin discapacidad intelectual, una menor esperanza de vida y, además, que esto no tiene una relación directa con los problemas de salud asociados a su discapacidad.
Los estudios concluyen afirmando que hay factores externos que están haciendo que estas personas presenten una menor salud y tengan una menor esperanza de vida por el simple hecho de tener una discapacidad intelectual o del desarrollo. Los motivos para que esto ocurra pueden ser múltiples.
Las mujeres tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades y alteraciones
Los datos señalan que las mujeres tienen peores condiciones de salud que los hombres con discapacidad intelectual, en concreto en el estudio sobre indicadores de salud POMONA II, en el que Plena inclusión colaboró, se encontró que las mujeres tenían más probabilidades de desarrollar alteraciones tiroideas, obesidad, cataratas, migraña, alteraciones de la marcha y epilepsia.
En diferentes investigaciones se ha señalado la importancia de empoderar a las propias mujeres para que ellas mismas puedan tomar decisiones informadas sobre su salud y los tratamientos que pueden recibir. Sin embargo, también se considera fundamental la formación del personal sanitario, afirma la organización.
Formación en accesibilidad para los profesionales sanitarios
En este tiempo, en el que se está evidenciando el que los profesionales del ámbito de la salud tienen la mejor de las disposiciones que se pudiera soñar para desempeñar su profesión, aun a riesgo de sus propias vidas y las de sus familias, nos parece fundamental reclamar que se haga un esfuerzo por invertir en la formación de estos profesionales, así como en equipamientos adaptados.
En muchos casos puede que no cuenten con las herramientas adecuadas. Por ejemplo, una herramienta tan sencilla como un Pasaporte Sanitario podría hacer que las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo y mayores necesidades de apoyo pudieran comunicar cómo prefieren que se realice su exploración ginecológica, defiende Plena Inclusión.
Mujeres con discapacidad intelectual y el coronavirus
El Ministerio de Sanidad publicó recientemente un documento técnico con consideraciones éticas sobre la Pandemia de Covid-19 y en uno de sus apartados se habla sobre las decisiones sobre cuidados intensivos de pacientes vulnerables, haciendo una referencia explícita a las personas con discapacidad: “proscribir cualquier otra discriminación en el acceso a los recursos asistenciales escasos con ocasión de una pandemia por motivos tales como la discapacidad en cualquiera de sus manifestaciones”.
Esta frase es un espejo que evidencia que este tipo de discriminaciones se han producido o podrían producirse. Hemos podido ver como las mujeres con discapacidad intelectual o del desarrollo tienen peores indicadores de salud que las personas sin discapacidad intelectual o incluso que los hombres con discapacidad intelectual. Nos preocupa, que en situaciones de emergencia pudieran verse doblemente discriminadas, reconoce Plena Inclusión.
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