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Quien más y quien menos recita casi de memoria aquello de que el 2 de mayo de 1808 “el pueblo español se levantó en armas contra la dominación francesa”, dando así inicio a la Guerra de la Independencia, que se prolongaría hasta el año 1814.
Pero, ¿qué ocurrió exactamente ese 2 de mayo como para que se haya convertido en la fiesta de la Comunidad Autónoma de Madrid?
El pueblo madrileño se rebeló contra el creciente poder francés en la capital
El reinado de Carlos IV estaba de capa caída y el pueblo no estaba por la labor de aguantar la política del principal valido de aquel: Manuel Godoy. De hecho, en marzo de 1808 ya se había producido el Motín de Aranjuez.
Además, no era visto con buenos ojos que se permitiera a las tropas napoleónicas caminar a sus anchas por España para conquistar Portugal. Estas llegaron a Madrid el 23 de marzo con el general Murat al frente, ocupando la capital con la connivencia del citado monarca, que acababa de abdicar, y de su inefable sucesor: Fernando VII. De este modo, la monarquía española accedía a los deseos y mandatos del Imperio francés.
A los ciudadanos de la capital no les gustó que se llevaran a todos sus gobernantes y quedara gobernando únicamente un general francés. Así que algunos madrileños se agruparon en las inmediaciones del Palacio Real y, entre protesta y protesta, terminaron atacando a una patrulla francesa. Esta se defendió disparando a la multitud.
Un día para la historia
La indignación se fue expandiendo por todos los barrios de Madrid, donde se crearon grupos armados. Los madrileños trataron entonces de frenar la entrada de las tropas francesas a las calles de la ciudad, pero Murat se adelantó y consiguió que 30.000 soldados adiestrados y pertrechados se dispusieran a enfrentarse.
El resultado no podía ser otro que el de la derrota de los madrileños, que llegaron a luchar con agujas de coser y empleando macetas como proyectiles. Solo los capitanes del cuerpo de artilleros del Parque de Monteleón, Luis Daoíz y Pedro Velarde, hicieron frente junto a sus soldados a los sucesivos ataques de las tropas de Murat.
Frente a estas revueltas, Murat decidió que el mejor modo de frenar el ímpetu pasaba por ajusticiar a todo el que portara armas, así como a los que habían detenido en las revueltas.
La revuelta de las mujeres del Dos de Mayo de 1808
En el barrio de Malasaña recuerdan a los fantasmas de una guerra. Junto a los restos del Palacio de Monteleón, uno de los lugares más icónicos del levantamiento del 2 de mayo madrileño. Tal día como hoy hace más de doscientos años, el pueblo de Madrid se levantó en armas contra los ocupantes franceses de la Villa.
Estudios contemporáneos como el de Peyrou reflejan que algunas mujeres tuvieron un papel destacado en el levantamiento y trascendieron el rol social de madres pacíficas ajenas a los asuntos públicos que les asignaba la sociedad de la época.
Goya reflejó muy bien esta idea en su serie de grabados conocidos como 'Los Desastres de la Guerra'. En varios de ellos aparecen mujeres en actitudes belicosas, como en el número cinco, titulado 'Y son fieras', en el que varias mujeres aparecen armadas con picas combatiendo contra el ejército ocupante.
Una de las historias más célebres y discutidas del Dos de Mayo madrileño es la de Manuela Malasaña, una joven bordadora de familia humilde que vivía en la calle de San Andrés, a escasos metros del cuartel. En un lance de la batalla recibió un disparo en la sien que le costó la vida, mientras su padre siguió combatiendo hasta la muerte. Sea cierta o no la historia, el mito trascendió en el tiempo.
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