Millones de personas con discapacidad son capaces de disfrutar de la programación televisiva gracias a una serie de servicios de accesibilidad, que son el subtitulado, la interpretación en lengua de signos y la audiodescripción.
Se llama lectura fácil a aquellos contenidos que han sido resumidos y realizados con lenguaje sencillo y claro, de forma que puedan ser entendidos por personas con discapacidad cognitiva o discapacidad intelectual.