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El sector pesquero europeo, y particularmente el español, respira tras un acuerdo clave alcanzado este martes por los países de la Unión Europea en relación a las cuotas de pesca y los límites establecidos en el Mediterráneo y el Atlántico para el año 2025.
Después de largas negociaciones marcadas por posiciones enfrentadas, principalmente de España, Francia e Italia, se logró evitar una propuesta inicial de la Comisión Europea que habría significado una reducción drástica del 79 % en los días de actividad pesquera, limitándolos a solo 27 jornadas anuales.
Las cuotas de pesca han generado una fuerte oposición del sector, que consideraba inasumible tal medida
El pacto finalmente logrado permite mantener los días de pesca de 2024 si se adoptan ciertas medidas de sostenibilidad. Estas incluyen:
- Cambios en el tamaño de las mallas.
- Vedas temporales.
- Modificaciones en los artes de pesca.
Los países miembros podrán elegir entre un conjunto de seis medidas, de las cuales bastaría aplicar dos para cumplir con los requisitos y preservar los días de trabajo.
En el caso del Mediterráneo, el acuerdo incluye una reducción del esfuerzo pesquero en la pesca de arrastre. Para España y Francia, el recorte será del 66 %, mientras que en Italia se reducirá en un 38 %.
Estas medidas buscan proteger las poblaciones marinas, aunque también se ha tenido en cuenta el impacto socioeconómico en las flotas. Además, se mantiene el mecanismo de compensación introducido en 2022, que otorga días adicionales a las embarcaciones que adopten artes más selectivos o que sigan medidas nacionales de conservación.
En lo que respecta a las cuotas de captura, el acuerdo establece reducciones para especies clave como la gamba azul y la gamba roja, que verán una disminución del 10 % en aguas españolas y francesas, y del 6 % en las italianas. Asimismo, se recortará un 6 % la captura de gamba roja gigante en aguas italianas y francesas. Estas decisiones impactan especialmente a la flota andaluza, particularmente en Huelva, una de las zonas más afectadas.
Por otro lado, en el Atlántico las medidas fueron mejor recibidas. Se acordó aumentar los límites de captura para especies como el gallo y el rape en aguas ibéricas, mientras que la cigala en el sur del Golfo de Vizcaya y el Cantábrico incrementa un 134 %. Además, se mantuvieron las cuotas de merluza sur, lo que garantiza estabilidad para las flotas del Cantábrico y el Golfo de Cádiz.
La perspectiva del sector: desafíos y oportunidades
El ministro español de Agricultura y Pesca, Luis Planas, expresó su satisfacción tras las maratonianas negociaciones. Destacó que España logró neutralizar la reducción del 79 % propuesta inicialmente, lo que habría supuesto “una sentencia de muerte” para el sector. Con las medidas de sostenibilidad asumibles, Planas consideró que los pescadores podrán mantener los mismos días de trabajo que en 2024.
El comisario de Pesca de la UE, Costas Kadis, también reconoció la complejidad de las negociaciones, destacando el mecanismo de compensación ampliado como una herramienta clave para aliviar el impacto en el sector del arrastre. Desde la presidencia húngara del Consejo, responsable de dirigir las discusiones, se subrayó que el acuerdo alcanzado equilibra la sostenibilidad de las poblaciones marinas con la viabilidad del sector pesquero.
Sin embargo, las reacciones han sido mixtas. El Partido Popular calificó el acuerdo como un “mal menor”, destacando que se logró evitar el peor escenario pero criticando la falta de planificación previa para una negociación tan crucial. Desde Cataluña, el presidente Salvador Illa celebró el pacto como un triunfo del esfuerzo conjunto, mientras que en Baleares se expresó preocupación por la posibilidad de futuras propuestas drásticas. El sector pesquero, representado por Cepesca, mostró descontento con las nuevas condiciones, señalando que aumentan los costos y complican la actividad.
El acuerdo alcanzado espera representar un compromiso entre la necesidad de proteger los ecosistemas marinos y la preservación de la actividad económica del sector pesquero. Aunque no exento de críticas, la cuota de pesca asegura condiciones más favorables que las inicialmente planteadas, lo que permite a los países afectados, mirar al futuro con mayor optimismo.
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