
Lectura fácil
A partir del 1 de enero de 2025, entraba en vigor un importante cambio en la gestión de residuos en España: la aplicación de la Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) para los envases comerciales. Con esta medida, las empresas que comercializan estos envases deberán asumir la responsabilidad de garantizar su adecuada gestión, asegurando su reciclaje y promoviendo la economía circular.
Este nuevo marco regulatorio tiene como principal objetivo reducir el impacto ambiental de los residuos generados en el sector comercial y fomentar la reutilización de materiales. La implementación de la RAP para envases comerciales complementa los esfuerzos realizados con los envases domésticos, estableciendo un sistema integral para la gestión sostenible de los residuos.
Ecoembes y su papel en la adaptación de las empresas para los envases comerciales
Ecoembes, la organización sin ánimo de lucro dedicada a la promoción del reciclaje de envases, ha asumido un papel clave en la difusión y aplicación de esta nueva normativa. Con el propósito de facilitar la adaptación de las empresas, Ecoembes ha desarrollado guías y herramientas que explican las diferencias entre los envases comerciales y los domésticos, un aspecto fundamental para la correcta aplicación del RAP.
Rebeca Mella, gerente de Desarrollo de Valor a Cliente en Ecoembes, destaca la importancia de que las empresas comprendan las categorías de envases y sus respectivas responsabilidades. Según Mella, “lo primero que necesitan las compañías para cumplir con la normativa es entenderla y conocer las diferentes categorías de envases. Nuestro compromiso es ayudarles a comprender sus responsabilidades y a asumirlas de manera fácil y eficiente”.
¿Qué se considera un envase comercial?
Los envases comerciales se destinan a la actividad comercial y no está disponible para su compra por parte del consumidor final. Su formato, tamaño y gramaje están diseñados específicamente para la distribución en el comercio, por lo que el residuo generado debe ser gestionado por los propios establecimientos comerciales.
Para entender mejor qué se considera un envase comercial, es importante revisar algunos ejemplos clave:
- Envases de agrupación: Se incluyen en esta categoría aquellos envases que agrupan productos y que no están disponibles para la venta directa al consumidor. Por ejemplo, una gran caja que contiene yogures destinados a un supermercado. Sin embargo, si un envase agrupa productos y puede ser adquirido por el consumidor, como un pack de latas de refresco envuelto en plástico, se clasifica como envase doméstico.
- Envases en el canal HORECA (Hoteles, Restaurantes y Cafeterías): Un envase diseñado exclusivamente para este sector, como un saco de 5 kilos de azúcar no disponible en tiendas minoristas, es un envase comercial. En contraste, una botella de leche con la misma presentación que la vendida al público general, aunque se use en restaurantes, sigue siendo un envase doméstico.
- Envases de productos a granel: Cuando un envase contiene productos que se venderán a granel, como un saco de legumbres o una caja de pescado destinada a una pescadería, se considera comercial. El consumidor final solo accede al contenido, no al envase en sí.
- Envases entre comercios: Un envase utilizado exclusivamente en transacciones comerciales, como una bolsa en la que una lavandería entrega toallas a un hotel, también entra en esta categoría, ya que nunca llega al consumidor final.
- Expositores de producto: Si un expositor de productos sirve también como caja de transporte hasta la tienda, se clasifica como envase comercial.
Un reto con respaldo en la experiencia
La puesta en marcha de esta nueva normativa implica un desafío para las empresas, ya que deberán ajustar sus sistemas de gestión de residuos a las nuevas exigencias. No obstante, como señala Mella, la experiencia acumulada en los últimos 25 años con los envases domésticos proporciona una base sólida para implementar con éxito la RAP en los envases comerciales.
Además, la innovación y la colaboración entre las empresas, las entidades de gestión y las administraciones públicas para aspectos como los envases comerciales, serán claves para alcanzar el objetivo de un modelo de producción y consumo sin residuos. Este paso adelante en la gestión de residuos refuerza el compromiso con un futuro más sostenible y con una economía circular más eficiente.
Añadir nuevo comentario