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Las 109 especies de aves más comunes en España han experimentado cambios poblacionales en las dos últimas décadas, con una disminución general de un 2,5 % y un descenso más marcado en el decenio entre 2012 y 2021.
Así se desprende de la monografía ‘Evolución de las poblaciones de las aves comunes por hábitat en la España peninsular’, de la colección Censos de la organización SEO/BirdLife.
El estudio se basa en la información recopilada de 14 hábitats y 109 especies de aves comunes, como la alondra común, el gorrión común, el abejaruco europeo, el carbonero común o el pico picapinos, ampliamente distribuidas en la Península Ibérica. De ellas, 288 crían habitualmente en territorio español.
Gracias al seguimiento de aves se ha podido conocer estos datos tan importantes para tomar medidas y proteger las especies
Los datos abarcan entre 2002 y 2021, y fueron recopilados por personas voluntarias del programa Sacre de SEO/BirdLife, dedicado al seguimiento de aves comunes.
El programa incluye información de más de 17.000 estaciones de censo repartidas por todos los ambientes y con una base de datos en torno a los 16 millones de registros (contactos con un ejemplar o varios de las 109 especies consideradas en los puntos de censo muestreados esos años).
Entre las principales conclusiones del estudio destaca la “preocupante situación” de los pastizales, medios agrícolas y medios urbanos, ambientes donde la actividad humana es más intensa.
Además, el estudio sugiere que la gestión del territorio puede llegar a influir más en la dinámica de las poblaciones que los cambios derivados del cambio climático
Tras el análisis, se ha detectado un cambio poblacional de esas 109 especies de aves, que varía mucho entre ellas y entre distintos hábitats para cada una de ellas. Así, las variaciones oscilan entre aumentos del 60 % y descensos del 56 % entre 2002 y 2021.
Un total de 40 especies no manifestaron tendencias significativas, mientras que otras 42 mostraron una tendencia negativa significativa (la grajilla occidental, la collalba gris y el alcaudón real, por ejemplo), y solo en 23 hubo una tendencia positiva (el trepador azul, el pinzón vulgar y la curruca capirotada, entre otras).
Por ambientes, se registraron tendencias negativas en pastizales y matorrales, medios agrícolas y medios urbanos, que contrastan con las tendencias positivas en hábitats forestales.
Aunque el cambio climático podría haber influido en estos patrones, otros estudios sugieren que los cambios en el uso del suelo y la regeneración vegetal son factores más decisivos y rápidos.
En los pastizales, la reducción registrada en las poblaciones de aves es de un 17 %, lo que puede asociarse con la sucesión ecológica y cambios en la ganadería.
Las acciones humanas tienen mucho que ver con el descenso y/o aumento de las poblaciones de esta especie animal
El descenso de un 8 % registrado en medios agrícolas puede vincularse con factores como el abandono de prácticas tradicionales, la intensificación agrícola y el uso de plaguicidas, especialmente en los cultivos herbáceos, donde las aves sufrieron un declive de un 17%.
La avifauna en los ambientes urbanos registró una caída de un 14 %, muy probablemente influida por el desarrollo urbanístico y la edificación moderna, que maximiza la eficacia energética eliminando la existencia de orificios en las construcciones, grado de contaminación, etc.
Por contra, las aves de medios arbolados y forestales registró un incremento poblacional de un 15 %, especialmente entre 2006 y 2012, probablemente por el crecimiento del arbolado y la regeneración forestal ligada al abandono del medio rural por parte de las personas.
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