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La Comisión Europea se ha propuesto proteger y mejorar la competencia en el sector tecnológico. Paro ello, una de las medidas que podría tomar sería la prohibición de que los nuevos terminales vengan con apps preinstaladas.
Es lo que se desprende de un temprano borrador de la nueva norma de Servicios Digitales en los que trabaja la Unión Europea, y que incluirá una "lista negra" de comportamientos que estarán vetados para las tecnológicas.
La UE frente a los gigantes tecnológicos y sus apps
Se contempla la prohibición de incluir aplicaciones móviles preinstaladas en los terminales nuevos. Estas medidas serían un spin off del paquete normativo sobre servicios digitales que sustituirá la regulación actual sobre comercio electrónico y otros asuntos digitales.
No obstante, el asunto tiene aún mucho recorrido, ya que hace poco más de un mes se cerró la consulta pública, en la que participaron empresas como Google, Facebook, Microsoft, Apple o Booking para conocer cuáles son los problemas actuales e intuir posibles soluciones. La normativa no saldrá adelante hasta finales de este año, aunque algunas grandes tecnológicas ya han adoptado medidas en prevención a la misma.
Permitir eliminar las aplicaciones que preinstalen en los móviles
Las apps preinstaladas han sido durante años una constante, tanto en el mercado de los smartphones como en el de los grandes dispositivos tecnológicos, como los propios ordenadores.
En un contexto de enorme poder de control por parte de algunos fabricantes, intermediarios y plataformas digitales, no es difícil pensar en situaciones abusivas o poco equitativas. De forma directa para otros competidores más pequeños, pero que en última instancia terminan perjudicando al consumidor final indirectamente.
Algunos fabricantes e incluso operadoras preinstalan en los móviles que ofrecen a sus clientes aplicaciones propias que después son imposibles de eliminar.
Suprimir las prácticas que se considerarían desleales
Para ello, la Comisión Europea está trabajando en listados de prácticas que se considerarían desleales, que no son definitivas, pero que por ejemplo en el sector de telefonía móvil y apps no permitirían ciertas conductas hasta ahora habituales.
En particular, la preinstalación de aplicaciones propias de forma exclusiva, o la limitación -técnica o por contrato- a su desinstalación. En la práctica no significaría que los terminales móviles no deban venir sin apps, sino que se proporcionen opciones reales durante la instalación o configuración del dispositivo, como por ejemplo la elección de navegador, reproductor de música, o gestor de correo, y se puedan cambiar y eliminar sin limitaciones.
Más control a los usuarios sobre los aparatos tecnológicos
También afectaría a las restricciones de acceso al sistema operativo o a funcionalidades del terminal por parte de aplicaciones de terceros, cuando las apps propias del fabricante no tengan esas limitaciones. La Unión Europea quiere devolverle con esta medida más control a los usuarios sobre los aparatos tecnológicos que emplean.
En la misma línea, también se prohibiría la imposición de precios o condiciones de pago, de contenidos o aplicaciones de terceros, que sean injustas o no equitativas respecto a contenidos o aplicaciones propias equivalentes.
En definitiva, la Comisión Europea pretende garantizar que tanto desarrolladores y proveedores de apps o contenidos para iOS y Android estén en igualdad de condiciones que Apple o Google.
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