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Las áreas marinas protegidas son zonas de tierra y/o mar especialmente dedicadas a la protección y el mantenimiento de la diversidad biológica y de los recursos naturales, culturales y económicos asociados, y que son gestionadas legalmente o por otros medios eficaces.
En concreto, estos espacios son mares, océanos, lagos y estuarios que cuentan con medidas especiales de preservación. En términos generales, se restringe o limita en ellas la actividad humana para garantizar su conservación y proteger todos sus recursos.
Las áreas marinas protegidas por la red Natura 2000 en Europa están amenazadas
Así lo asegura la ONG Oceana en un informe en el que ha estudiado las 3.449 zonas de ese tipo que existen. El resultado apunta a que el 70 % de ellas están afectadas por, al menos, una amenaza de las 13 que han considerado, pero hay lugares en los Países Bajos y en el Reino Unido en las que se han encontrado hasta 12 peligros.
Los peligros más importantes que hay que atajar cuanto antes están relacionados con el tráfico marítimo y el daño que provocan las artes de pesca en los fondos marinos principalmente, seguidos por los cables submarinos, dragados, acuicultura, puertos o instalaciones de petróleo y gas.
El estudio sostiene que España es el país que permite pescar en más zonas protegidas (157 de las 308 con las que cuenta y que abarcan 84.399 kilómetros cuadrados). A poca distancia aparece Francia, que autoriza a faenar a su flota en 154 de sus 290 espacios protegidos (127.000 kilómetros cuadrados).
Las áreas marinas protegidas ayudan a mantener y restaurar la salud de los ecosistemas océanos y costeros
La meta de la Unión Europea es llegar al 30 % de espacio marino protegido en 2030, según la Estrategia de Biodiversidad aprobada este año.
Proteger el océano de una manera sostenible es una de las mejores opciones para preservar la abundancia de recursos que el ser humano toma de ellos.
Uno de los lugares con mayores dificultades en la costa española se encuentra en el Estrecho de Gibraltar, en un espacio de 236 kilómetros cuadrados llamado Estrecho Oriental, que rodea al Peñón de Gibraltar. En 2012 se protegieron los bancos de arena, arrecifes, cuevas marinas y varias especies incluyendo el delfín mular y la tortuga boba. Pero en este lugar, en el que confluye una gran concentración de actividades humanas, Oceana ha localizado ocho amenazas diferentes. Esta congestión crea un alto riesgo de colisiones de barcos y derrames de combustible, además de choques con la fauna migratoria que pasa por este punto de conexión entre el océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, y ruido submarino.
Más del 53 % de las áreas marinas carece de gestión
La figura de Área Marina Protegida fue creada en la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, como una de las categorías de clasificación de espacios naturales protegidos (artículos 29 y 32). Según esta ley, los espacios protegidos en el ámbito marino español, podrán formar parte de la Red de Áreas Marinas Protegidas de España (RAMPE).
Con posterioridad, la Ley 41/2010, de 29 diciembre, de protección del medio marino crea formalmente la RAMPE, la regula y establece cuáles son sus objetivos, los espacios naturales que la conforman y los mecanismos para su designación y gestión. Especifica, asimismo, las funciones que el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) llevará a cabo en relación con la RAMPE.
Sin embargo, el informe de Oceana concluye que más del 53 % de las zonas evaluadas carece de gestión. Y cuando la tiene, el 80 % de los planes por lo general son incompletos omitiendo la gestión de las amenazas más graves que la afectan.
La ONG hace un llamamiento a los gobiernos nacionales para que cambien radicalmente su gestión y adopten prohibiciones a gran escala con actividades que resultan incompatibles con los objetivos de estas áreas marinas protegidas.
España sigue avanzando hacia una mayor protección marina
En tan solo unos años, España ha pasado de proteger menos del 1 % de la superficie marina a más del 12 % actual. Gracias a este gran logro, España es uno de los pocos países europeos que ha superado el umbral de cobertura comprometido con el Convenio de Diversidad Biológica (CBD), establecido en el 10 %.
En estos momentos, los esfuerzos se dirigen a alcanzar el 30 % de protección en 2030 mediante la declaración de nuevas zonas protegidas y gestionadas de forma eficaz, tal y como marcan la Estrategia de Biodiversidad 2030 de la Unión Europea y la Declaración de Emergencia Climática de este gobierno.
A través de proyecto Life Intermares, existe el compromiso de alcanzar una cobertura de más del 15 % de superficie marina protegida en 2023. Para ello, se están realizando estudios oceanográficos en 9 nuevas áreas, que podrían ser objeto de declaración en el marco de la Red Natura 2000. Además, se está analizando el nivel de protección de nuestros mares para poder elaborar propuestas que permitan ampliar y completar esta red de espacios protegidos en España.
El objetivo de muchas áreas marinas protegidas ha sido desarrollar un “mínimo legal” que proteja unas determinadas características, en lugar de proteger más ampliamente el ecosistema, sin abordar las amenazas más extendidas como el tráfico marítimo, la pesca y el dragado.
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