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Por primera vez en la historia, al menos una persona con discapacidad física formará parte de una plantilla de astronautas. La Agencia Espacial Europea (ESA) será el primer organismo en contar con parastronautas.
"Representar a todas las partes de nuestra sociedad es una preocupación que nos tomamos muy en serio", expresó en un comunicado David Parker, Director de Exploración Humana y Robótica de la ESA. Y a continuación expandió el concepto “diversidad”.
"La diversidad en la ESA no solo debe abordar el origen, la edad, los antecedentes o el género de nuestros astronautas, sino también quizás discapacidades físicas. Para hacer realidad este sueño, junto con el reclutamiento de astronautas, estoy lanzando el Parastronaut Faasibility (Proyecto de Viabilidad de Parastronautas) Project, una innovación cuyo momento ha llegado". Es decir que los aspirantes a encarar una carrera espacial que no solo contemple la investigación sino también la tripulación de naves tienen vía libre para hacerlo.
Fue en 2021 cuando se realizó el proceso para reclutar nuevos astronautas para sus misiones. Esta era la primera convocatoria que se hacía en 11 años y presenta un objetivo claro: la inclusión. Por un lado, acercarse lo máximo posible a la paridad de género; por otro lado, contar con una vía para la selección de parastronautas o astronautas con alguna discapacidad física.
Dentro de estos astronautas con discapacidad, fueron 287 personas se presentaron a la convocatoria que se cerró en junio de 2021. Pues ha sido en enero cuando Josef Aschbacher, directo general de la ESA, ha informado sobre el proceso de selección.
“No trabajamos con cuotas, sino con objetivos”, aseguró Lucy van der Tas, responsable de recursos humanos de la ESA
“Representar a todos los sectores de la sociedad es una preocupación que nos tomamos muy en serio”, había apuntado inicialmente David Parker, director de Exploración Humana y Robótica de la ESA.
La ESA publicó unos requisitos físicos muy específicos (PDF), para los que consultó al Comité Paralímpico Internacional, en los que se enmarcaría esta condición de parastronautas: una estatura por debajo de 130 centímetros y deficiencias en las piernas o ausencia de parte de ellas.
En todo lo demás, los requisitos son igualmente exigentes: según la ESA, los parastronautas son individuos que están cualificados psicológica, cognitiva, técnica y profesionalmente para ser astronautas, pero cuya discapacidad física les impediría ser seleccionados con los criterios habituales. El plan es que la primera persona parastronauta se estrene en una misión “segura y útil”, asegura la ESA.
“Queremos que haga un trabajo real, no va a ser un turista espacial”,
resumió Parker.
La ESA también pretende corregir otro problema de igualdad: la escasez de mujeres en sus filas. En la actualidad, la italiana Samantha Cristoforetti es la única astronauta en una plantilla de siete y, a lo largo de toda su historia, la agencia europea solo ha contado con otra mujer en el espacio, la doctora francesa Claudie Haigneré, que voló a la Estación Espacial Internacional (ISS) en 2001 y se convirtió después en ministra de investigación de su país entre 2002 y 2005.
En total van a ser 29 los candidatos, 21 hombres y 8 mujeres, que van a comenzar las pruebas para convertirse en astronautas con discapacidad
Estas personas ya han pasado el cribado inicial y un test médico. Josef Aschbacher, director general de la ESA ha señalado que "la campaña de parastronautas es única en el mundo". También ha afirmado que "es un símbolo de que nos gustaría mostrar que el espacio no es solo para una élite de personas especializadas".
"Nos gustaría que las personas con alguna discapacidad también pudieran volar al espacio. Es posible que necesitemos hacer algunas adaptaciones en las naves espaciales, pero estamos comprometidos con la idea de abrir el espacio a todo el mundo", confirma el director de la ESA.
Una carrera por la diversidad
La ESA está integrada por 22 naciones europeas y Canadá, como estado asociado. Nació en junio de 1975 y su sede central se encuentra en París, ya que Francia es el mayor aportante económico del organismo, seguido por Alemania.
En 1973, la NASA ya había firmado el Acta de Rehabilitación que comprometía al organismo estadounidense a adaptarse a los requerimientos de empleados o aspirantes a empleos en la actividad espacial que, por “limitaciones físicas o mentales” requirieran una adaptación “razonable” por parte del organismo.
Para la NASA era “razonable” disponer de publicaciones en lengua Braille, contar con intérpretes de lengua de signos y remover barreras físicas en baños y cafeterías, por ejemplo.
En simultáneo, NASA lanzaba el programa PAS (Personal Assistance Services) que ofrecía ayuda a personas con dificultades para ciertas habilidades de la vida cotidiana (comer solos, ir al baño, etc). Sin embargo, al margen de este "gran" gesto, la Agencia dejaba en claro que “el individuo debía ser capaz de desarrollar las funciones esenciales de su trabajo”.
La letra chica del PAS dejó sin contento a muchos y los años les dieron la razón.
De las 570 personas que han viajado al espacio desde que Yuri Gagarin diera el primer salto, solo del 11 % han sido mujeres, y el perfil medio de los astronautas sigue siendo mayoritariamente el de un hombre blanco, casado y con formación militar. Pero los organismos espaciales están apostando por nuevos perfiles para sus misiones.
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