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Las ballenas tienen un canto que puede ser tan eficiente -y, en algunos casos, incluso más- que la comunicación humana y supone un comportamiento complejo que se transmite culturalmente, como ocurre con el lenguaje humano.
Así se explica en sendos estudios publicados en las revistas ‘Science’ y ‘Science Advances’, con autores pertenecientes a instituciones de Australia, Estados Unidos, Israel, Nueva Caledonia, Nueva Zelanda o Reino Unido.
La selección natural favorece lo conciso sobre lo prolijo. Por ejemplo, gritar ‘¡Agáchate!’ es más rápido y mucho más efectivo que decir ‘¡Cuidado, viene un proyectil y tienes que apartarte del camino!’.
Dos normas lingüísticas de abreviación, conocidas como la 'ley de Menzerath' y la 'ley de Zipf', calculan estas eficiencias en la vocalización. La primera describe cómo aumenta la eficiencia cuando las palabras o canciones más largas tienen elementos más cortos, como sílabas y notas. La segunda indica que la eficiencia crece cuando los elementos individuales que se utilizan con mayor frecuencia son más cortos.
El trabajo publicado en ‘Science Advances’ aplica esas leyes al canto de las ballenas y analiza secuencias de 16 especies de cetáceos, incluidos delfines, cetáceos dentados y misticetos.
En ese estudio, Mason Youngblood, de la Universidad de Stony Brook (Estados Unidos), examinó componentes dentro de 65.511 secuencias de canto de ballenas y 51 lenguas humanas, y definió la eficiencia en primer lugar según la 'ley de Menzerath'.
Un lenguaje bajo el mar: el canto de las ballenas y su parecido con el humano
El canto de las ballenas ha fascinado a científicos y amantes de la naturaleza durante décadas. Ahora, nuevos estudios han revelado que estos mamíferos marinos no solo producen sonidos complejos, sino que su forma de comunicación presenta sorprendentes similitudes con el lenguaje humano.
Investigaciones recientes en el campo de la bioacústica han descubierto que las ballenas utilizan patrones estructurados en sus cantos, similares a la organización de las frases y palabras en nuestro lenguaje. Este hallazgo sugiere que su comunicación podría ser más sofisticada de lo que se pensaba, acercándose al modo en que los humanos organizan y transmiten información a través del habla.
¿Cómo se compara el canto de las ballenas con el lenguaje humano?
Los científicos han identificado varios aspectos en los que el canto de las ballenas jorobadas y otros cetáceos se asemeja al habla humana:
- Estructura jerárquica: Sus cantos están formados por secuencias de "sílabas" que se combinan en frases más largas, al igual que las palabras en una oración.
- Capacidad de aprendizaje: Al igual que los humanos aprenden a hablar mediante la imitación, las ballenas modifican y adaptan sus cantos con el tiempo.
- Variaciones regionales: Diferentes grupos de ballenas desarrollan "dialectos" específicos, un fenómeno similar a los acentos en el lenguaje humano.
- Comunicación a larga distancia: Gracias a su capacidad de emitir sonidos de baja frecuencia, las ballenas pueden comunicarse a cientos de kilómetros de distancia bajo el agua.
Este complejo sistema de comunicación plantea nuevas preguntas sobre la evolución del lenguaje y la inteligencia animal. ¿Podría el estudio del canto de las ballenas ayudarnos a comprender mejor cómo surgió el lenguaje en los seres humanos?
El impacto de la actividad humana en la comunicación de las ballenas
A pesar de la riqueza y complejidad de su comunicación, las ballenas enfrentan amenazas debido a la interferencia humana en los océanos. El ruido generado por barcos, perforaciones petroleras y otras actividades industriales está afectando su capacidad para comunicarse y orientarse.
Los expertos advierten que la contaminación acústica marina podría estar interrumpiendo interacciones vitales para la reproducción y la supervivencia de estos animales. La alteración en sus cantos podría generar confusión y dificultar su capacidad de mantener la cohesión en los grupos.
Para mitigar este impacto, organizaciones ambientales proponen medidas como la regulación del tráfico marítimo, la reducción del ruido submarino y la creación de áreas protegidas donde las ballenas puedan comunicarse sin interferencias humanas.
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