La ONCE entrena a personas ciegas en el uso del bastón blanco hacia la independencia

El 15 de octubre se conmemoró, desde hace más de tres décadas, el Día Mundial del Bastón Blanco, una jornada destinada a resaltar la relevancia de esta herramienta, que ha llegado a ser un emblema en la lucha por los derechos de las personas ciegas. Detrás de la habilidad con la que muchos lo utilizan, hay largas horas de práctica y un protagonista fundamental: el técnico de rehabilitación (TR), quien colabora con personas con discapacidad visual para potenciar al máximo su autonomía.

El primer contacto con el bastón blanco

En el centro de Madrid, en la quinta planta de la sede territorial de la ONCE, se encuentra una sala grande y despejada. Aquí, las personas ciegas o con baja visión tienen su primer contacto con el bastón blanco antes de salir a la calle. Chus Bellón, que lleva 25 años como instructora, explica que en esta sala se comienza a entrenar el uso del bastón, enseñando la técnica básica. "Primero hacemos muchos recorridos en el pasillo para que ganen confianza. El suelo está controlado, es liso y sin obstáculos, lo que les da seguridad".

Dominar la técnica antes de salir a la calle

Antes de salir a la calle, Chus insiste en que es fundamental dominar la técnica. "Se les enseña cómo abrir el bastón, la postura correcta, cómo moverlo en el arco adecuado y coordinar los movimientos". Luego, aprenden a 'escuchar' el bastón blanco, ya que al tocar el suelo les da mucha información: el tipo de superficie, si hay obstáculos, agujeros o cambios de nivel. Además, el bastón blanco no solo informa sobre la discapacidad visual, sino que también protege. Una vez que manejan la técnica en la sala, llega el momento de salir, siempre acompañados por el instructor. "Primero hacemos de ‘mamá patito’, pero luego nos vamos alejando poco a poco", comenta Chus.

Para todas las personas con problemas de visión

El bastón blanco no es solo para personas con ceguera total, explica Chus Bellón. Muchas personas tienen baja visión, lo que significa que aún conservan algo de visión, como ver parcialmente por el ojo, percibir sombras o ver muy borroso. En la ONCE cuentan con gafas que simulan estos tipos de visión. Las gafas en la foto imitan la visión de alguien que ve borroso y tiene entre un 5 % y 10 % de visión.

Las herramientas tecnológicas

Además de enseñar a usar el bastón blanco, los TR ayudan a que las personas ciegas sean lo más autónomas posible. Les enseñan tareas como cocinar o manejar una vitrocerámica, a veces con pequeñas ayudas, como un gadget que se adhiere a las cocinas de inducción y que también imprimen allí.

La tecnología es un complemento cada vez más útil para facilitar la vida de las personas ciegas. En esta foto, Chus Bellón muestra los códigos NaviLens, un tipo de QR de colores que, al colocarse en lugares como paradas de autobús o paquetes de productos en el supermercado, brinda información en audio. El usuario solo necesita escanearlos con la cámara del móvil, incluso desde lejos, para recibir datos útiles y contextualizados.

El TR es una figura única que solo existe en la ONCE, donde también se forman. Se requiere formación previa, como en educación especial, psicología o terapia ocupacional, y luego reciben un entrenamiento específico. Según Bellón, es un proceso exigente que incluye meses de formación teórica y práctica. Al finalizar, están preparados para ayudar a personas con discapacidad visual a ser lo más autónomas posible, aprovechando su visión residual, capacidades y necesidades.