Lectura fácil
Música y color, movimiento y tecnología. El oro cayendo por las paredes y el frío aliento de La Muerte en contraposición a La Vida, una naturaleza en constante crecimiento y la figura femenina plasmada en un lienzo infinito. La obra y vida del pintor austriaco, Gustav Klimt, contada a través de las nuevas narrativas audiovisuales y digitales, es la última apuesta del Centro de Experiencias Inmersivas MAD, localizada en la Nave 16 de Matadero Madrid. Experiencia que ya está disponible y que podrás disfrutar hasta el mes de junio.
MAD (Madrid Artes Digitales) es el último proyecto artístico que nace en Matadero para convertirse en un referente de la conjunción del arte y las nuevas tecnologías digitales a nivel europeo. Los casi 2.000 metros cuadrados de esta Nave, están pensados para acoger las tendencias en lo que se refiere a cultura digital. La difusión, creación y formación en esta área, es el principal objetivo de este recién estrenado espacio.
"A cada tiempo su arte, a cada arte su libertad"
Con este lema prestado de las puertas de la Secession de Viena, academia de arte de la que Gustav Klimt fue fundador, nos recibe esta experiencia inmersiva. Los primeros pasillos nos sirven de antesala para conocer un poco más al pintor, nos hablan de su vida familiar, sus amistades o su entorno social, marcado fuertemente por la Revolución. Una sociedad que se adentraba en los tiempos modernos, construida a base de hierro, hormigón y producción en cadena, desató la rebeldía de artistas, como Klimt, que decidieron buscar el color y la naturaleza.
Guiado por la música, que envuelve todo el ambiente y te hace viajar a la Viena de Wagner y Strauss, nos iremos adentrando poco a poco en el corazón de Gustav Klimt, conociendo a Emilie Flöge, a la que dedicó sus últimas palabras en su lecho de muerte, el entorno burgués que le inspiró y le llevó a gozar de una considerable fama en su vida, y a la amistad con Adele Bloch-Bauer, musa de uno de los cuadros más magníficos de su etapa dorada y más caros de su colección.
El plato fuerte de Gustav Klimt se encuentra en la sala inmersiva
Una instancia preparada para atrapar y fascinar al espectador desde el momento en el que pone un pie dentro. A través del arte digital, las paredes y los suelos te hablan de Gustav Klimt. De su vida, de sus obras, de su transformación como artista, de su sensibilidad. Un viaje narrativo muy cuidado y sensacional, que te hace sentir El Beso de Klimt.
Y cuando crees que ha terminado, el espacio te invita a jugar con las obras del pintor austriaco. Un fotomatón dotado de Inteligencia Artificial, una pared completa proyectando la pintura de Gustav Klimt y un bote de rotuladores de colores para que dejes salir tu creatividad inspirada por él. Pero antes de acabar, nos zambullimos una vez más en sus lienzos. Con gafas de realidad virtual y auriculares, serán las propias obras las que hablen e interactúen con el espectador, generando un dialogo silencioso que cargará de emociones la experiencia.
Sin lugar a dudas, es una experiencia más que recomendable para los apasionados de Gustav Klimt, así como una oportunidad única y diferente de acercarse a su trabajo para aquellos que aún no le conocen.
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