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La brecha salarial de género sigue siendo una de las principales desigualdades en el mundo laboral, aunque en los últimos años ha mostrado signos de reducción. Sin embargo, las diferencias salariales entre hombres y mujeres continúan siendo significativas, incluso en los detalles más pequeños de las nóminas.
Una discriminación hacia las mujeres de cara a la brecha salarial
Según un informe reciente presentado por UGT, esta discriminación salarial hacia las mujeres no solo se refleja en los salarios base, sino también en los complementos salariales, los cuales están vinculados a factores como la nocturnidad, el trabajo a turnos y los fines de semana.
Estos complementos, en los que los hombres predominan, están directamente relacionados con la menor disponibilidad de las mujeres para trabajar en horarios irregulares debido a las responsabilidades de cuidado familiar.
El estudio muestra que el salario base de las mujeres es, en promedio, un 13,38 % inferior al de los hombres, lo que supone una diferencia de unos 200 euros mensuales. Mientras que el salario base medio de las mujeres es de 1.298 euros, el de los hombres alcanza los 1.498 euros.
Este desajuste se ve reflejado también en los complementos salariales, donde las mujeres ganan un 22,1 % menos que los hombres, lo que se traduce en aproximadamente 145 euros menos al mes. La mayor parte de esta diferencia está asociada a los complementos vinculados a la productividad, como el trabajo nocturno, los turnos y los fines de semana.
Conciliar la vida laboral y personal, una dificultad
La dificultad para conciliar la vida laboral, familiar y personal juega un papel crucial en la brecha salarial. Debido a la feminización de los cuidados, las mujeres son las que más a menudo asumen responsabilidades en el hogar, lo que limita su disponibilidad para realizar trabajos en horarios poco convencionales.
Esto les impide acceder a ciertos complementos salariales, que son más comunes en los hombres que delegan o pueden delegar esas tareas. Así, las mujeres se ven privadas de estos ingresos adicionales, lo que contribuye a una brecha salarial aún mayor.
Otro factor importante señalado en el informe es la diferencia en las horas extra. Las mujeres ganan, en promedio, un 69,21 % menos que los hombres por horas extras, lo que representa la mayor disparidad en los componentes salariales.
Esto demuestra que, a pesar de que ambos géneros puedan estar trabajando las mismas horas en ciertos casos, las mujeres reciben menos por su tiempo extra debido a su menor disponibilidad para trabajar en condiciones menos favorables.
Además de los salarios, la brecha salarial se extiende a las pagas extraordinarias. Como estas se calculan en función de los complementos salariales, las mujeres terminan recibiendo un 32,75 % menos que los hombres en este concepto, lo que agranda aún más la brecha salarial. Esto tiene un impacto directo en los ingresos totales de las trabajadoras y en sus condiciones laborales generales.
Una afección hacia la protección social de las mujeres
La brecha salarial también afecta a la protección social de las mujeres. Al tener salarios más bajos y cotizar menos a la Seguridad Social, las mujeres enfrentan dificultades a la hora de acceder a prestaciones por desempleo, pensiones o cualquier otra prestación vinculada a las cotizaciones.
En términos de pensiones, las mujeres enfrentan una gran desventaja, ya que la interrupción de sus carreras laborales, en gran parte debido a las tareas de cuidado, genera brechas en las cotizaciones que afectarán su jubilación.
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