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El auge del comercio mundial de carne roja y procesada en las últimas tres décadas está vinculado a un aumento de la mala salud relacionada con la dieta y a un incremento del 75 % en las muertes atribuibles a su consumo, sobre todo en el norte y el este de Europa, y las naciones insulares del Caribe y Oceanía.
Ésta es la conclusión principal de un estudio recogido por Servimedia y realizado por tres investigadores de instituciones de Austria (Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados) y Estados Unidos (universidades de California y Estatal de Michigan), y publicado en la revista ‘BMJ Global Health’.
Según los autores, los países importadores y exportadores de carne roja y procesada deben integrar las políticas de salud con las agrícolas y comerciales para evitar más costes personales y sociales.
Entre la urbanización continua y el crecimiento de los ingresos, el comercio mundial de carne roja y procesada ha aumentado exponencialmente para satisfacer la demanda. Esta tendencia tiene implicaciones para el medio ambiente por su impacto en el uso de la tierra y la pérdida de biodiversidad.
Cáncer de intestino y diabetes, entre las enfermedades atribuibles a la carne roja
El alto consumo de esta carne está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles, particularmente cáncer de intestino, diabetes y enfermedades cardíacas de las arterias coronarias, según los autores.
Los investigadores querían averiguar qué impacto podría tener el comercio de carne roja y procesada en las tendencias de enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta y qué países podrían ser particularmente vulnerables.
Se basaron en datos de 154 países sobre producción y comercio de carne de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) entre 1993 y 2018, y se centraron en 14 productos de carne roja derivados de carne de vacuno, cerdo, cordero y cabra, y seis productos procesados principalmente de carne de vacuno y cerdo, conservados por ahumado, salazón, curado o con elementos químicos.
Luego calcularon las proporciones de muertes y años de vida ajustados por discapacidad (AVAD, por sus siglas en inglés) atribuibles a la dieta debido al cáncer de intestino, la diabetes tipo 2 y la enfermedad de las arterias coronarias entre las personas de 25 años o más en cada país.
El consumo aumentó un 148 % en dos décadas
El comercio mundial de carne roja pasó de 10 toneladas entre 1993 y 1995 a casi 25 toneladas en el trienio entre 2016 y 2018, lo que supone un incremento del 148 % en esos dos periodos. Mientras el número de países exportadores netos se redujo de 33 entre 1993 y 1995 a 26 entre 2016 y 2018, los importadores netos crecieron de 121 a 128, respectivamente.
Los países ricos de Europa representaron la mitad de las exportaciones totales de carne roja y procesada en los trienios 1993-1995 y 2016-2018, pero las naciones en desarrollo de América del Sur, como Brasil, Argentina y Paraguay, aglutinaron un 5 % en ese primer periodo y casi un 10 % en el segundo.
Las naciones en desarrollo también aumentaron sus importaciones de carne en un 342,5 %, al pasar de dos toneladas entre 1993 y 1005 a casi nueve toneladas entre 2016 y 2018. Los países desarrollaron las duplicaron, de 8 a 16. Las tasas de mortalidad atribuible relacionadas con la dieta y los AVAD asociados con el comercio mundial de carne aumentaron en tres cuartas partes de los 154 países entre los trienios 1993-1995 y 2016-2018.
Casi 11.000 muertes atribuibles entre 2016 y 2018
En todo el mundo, los investigadores calcularon que los aumentos en el consumo de carne roja y procesada, alineados con las subidas en el comercio, representaron 10.898 muertes atribuibles entre 2016 y 2018, un incremento de casi el 75 % respecto a las cifras de 1993 a 1995.
El comercio mundial de carne contribuyó a aumentos del 55 % y el 71 %, respectivamente, en muertes atribuibles y AVAD en los países desarrollados entre 1993-1995 y 2016-2018.
Las cifras equivalentes en los países en desarrollo fueron significativamente más altas: 137 % y 140 %, respectivamente, en gran parte por el aumento de la demanda de carne, impulsado por la rápida urbanización y el crecimiento de los ingresos, según los investigadores.
Entre 1993 y 2018, las naciones insulares del Caribe y Oceanía, y los países del norte y el este de Europa se volvieron particularmente vulnerables a las enfermedades relacionadas con la dieta y las muertes asociadas con las grandes importaciones de carne.
Las naciones insulares tienen tierras limitadas para la producción de carne, por lo que dependen en gran medida de las importaciones, mientras que muchos de los países europeos, como Eslovaquia, Lituania y Letonia, se beneficiaron de acuerdos comerciales regionales y exenciones arancelarias tras unirse a la UE en 2003 o 2004, lo que aceleró las importaciones de carne.
Países con más fallecimientos
Entre 1993 y 1995, los 10 principales países con la mayor proporción de muertes atribuibles al consumo de carne fueron Tonga, Emiratos Árabes Unidos, Barbados, Fiyi, Gabón, Bahamas, Grecia, Malta, Brunéi y Santa Lucía.
Entre 2016 y 2018, el top 10 incluyó a Países Bajos, Bahamas, Tonga, Dinamarca, Antigua y Barbuda, Seychelles, Emiratos Árabes Unidos, Singapur, Croacia y Grecia. El comercio de carne en estos países representó más de un 7 % de todas las muertes atribuibles a dietas altas en comidas cárnicas en ese trienio.
Las tasas de mortalidad atribuible y AVAD asociadas con el comercio mundial de carne disminuyeron en 34 países entre 1993-1995 y 2016-2018. Pero esto se debió en parte a que el crecimiento de la población superó los aumentos en las importaciones de carne en 24 naciones, mientras que la producción nacional de carne creció en 19.
En más de la mitad de estos países (20) el número absoluto de muertes relacionadas con la dieta y AVAD creció junto con el aumento del consumo de carne roja entre 1993-1995 y 2016-2018. Algunos países, incluidos Brasil, Paraguay, Argentina y Alemania, actuaron cada vez más como exportadores netos de carne, cambiando su uso de la tierra con la consiguiente pérdida de biodiversidad, un problema que amenaza constantemente a multitud de seres vivos en el planeta.
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