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La peor pandemia mundial no es la del coronavirus, sino la de la psicosis por un lado, y el racismo por otro. Debemos de ser conscientes de que se está luchando contra un virus, no contra un grupo de ciudadanos, hay que parar el racismo contra la comunidad china
La comunidad china ha denunciado una xenofobia internacional basada en que su país de origen es el epicentro del brote y desde la OMS solicitan mesura y respeto.
El ministro Illa ha recordado que "luchamos contra un virus, no contra un grupo de ciudadanos" y ha pedido evitar toda "discriminación o xenofobia". Y así lo han pedido los chinos asentados en barrios como Usera, el 'Chinatown' de Madrid.
Aunque están manteniendo total normalidad, el problema es que desde que salió a la luz el primer caso de coronavirus han estado en el centro de todas las miradas.
Se pide apoyo, solidaridad y respeto con la Comunidad China
El encargado de negocios de la Embajada de China, Yao Fei, denunció ayer en una rueda de prensa, ataques xenófobos continuados hacia su comunidad en las últimas semanas en Estados Unidos y en algunos países de la Unión Europea, aunque también aseguró que se han dado casos en España.
"A nuestros propios hijos les han llamado coronavirus en el colegio", declaró. Pero también aseguró "situaciones aisladas", ya que destacó haber recibido "apoyo y solidaridad" por parte tanto del "del pueblo como de las autoridades españolas".
Esta versión es similar a la que mantiene la organización antirracista Movimiento contra la Intolerancia, que no ha recibido ninguna denuncia del estilo en los últimos días.
Yao Fei apuntó la necesidad de seguir en esta senda porque "el coronavirus no tiene pasaporte". De la misma forma, insistió a los vecinos a ver como "normal" el hecho de que los ciudadanos asiáticos lleven a diario mascarilla porque lo hacen, explicó, "para proteger la vida de todos mediante un uso responsable".
Eso sí, estos días no es habitual ver dicha imagen. Al menos eso es lo que opina Sergio, que regenta una tienda de alimentación en una de las calles aledañas a la avenida Marcelo Usera.
"No hay psicosis, eso está muy lejos", dice en una conversación con 20minutos al ser preguntado por el virus que ha provocado más de 420 muertes y 20.500 contagios en todo el mundo.
Como él opina Ángel de la Macorra González, dueño de la farmacia situada en el número 79 de la avenida que da nombre al barrio, que cuenta que ha agotado todas las existencias de mascarillas, como ya expuso el Colegio de Farmacéuticos de Madrid, que cifró en un 6.000% el incremento de la demanda de este bien que tiene un precio que ronda el euro y que puede ser tanto de papel como de plástico.
Muchos niños chinos han sido calificados cómo "coronavirus"
En algunos establecimientos todavía quedan las últimas mascarillas. Esto demuestra que la "supuesta" psicosis va por barrios.
"Nosotros no hemos oído nada", expuso este martes Eugenio Brea, presidente de la Asociación de Vecinos de Almendrales, radicada cerca de la calle Dolores Barranco.
En conversación con 20minutos, se certificó que existen diferentes versiones sobre la ‘chinofobia’ porque en este caso, aseguró no haber oído nada de ninguno de los miembros de su agrupación: "No hay ni alarma ni nada".
La mayoría de los ciudadanos chinos de Usera no quieren hablar al respecto, pues están cansados de cargar con una losa con la que no se identifican.
La única ciudada china que quiso dar declaraciones a 20minutos dijo que "Entendemos la preocupación, pero nosotros no tenemos nada que decir sobre esto".
Racismo en el resto del mundo contra la comunidad china
Remarcables son los graves disturbios en Ucrania por la llegada un grupo de evacuados de Wuhan por el coronavirus.
Los manifestantes protagonizaron escenas de psicosis ante el temor al contagio por coronavirus. Han bloqueado el paso de los repatriados incendiando barricadas y enfrentándose a la Policía, gritando que no los quería allí, por temor a ser contagiados debido a la baja calidad de los hospitales en el país.
Por otro lado, un estudiante nacido en Singapur ha sufrido un brutal ataque por un grupo de hombres a pie de calle al grito de "No queremos tu coronavirus en nuestro país".
El joven de 23 años quiso compartir en las redes sociales las graves lesiones que sufrió el 24 de febrero a las 21.15 horas, en la calle Oxford, cerca de la estación Tottenham Court Road, en Londres.
Antes de la paliza, el chico intentó enfrentarse y contestar a lo que le estaban diciendo, pero de repente recibió un puñetazo en la cara que lo dejó gravemente herido. El joven explica que su cara estaba tan llena de sangre que se quedó completamente en shock.
Después del violento episodio, la víctima fue trasladada al hospital, donde le dijeron que había sufrido múltiples fracturas en la cara y que seguramente haría falta una cirugía reconstructiva.
La policía ha calificado el ataque de racista, todavía no han podido hacer ninguna detención, ya que el grupo de hombres se escapó antes de que llegaran al lugar de los hechos.
El coronavirus la excusa perfecta para practicar el racismo contra la comunidad china
Se vuelve a poner sobre la mesa el debate que rodea a los ataques racistas de los que son víctimas los asiáticos. Si ya de por sí muchas personas de Europa y del resto del mundo achacan contra ellos muchos de sus problemas, para colmo el coronavirus también lo es.
Y es que en el metro de Nueva York se ha dado un ataque similar al del joven de Londres. Una mujer asiática fue brutalmente atacada por un hombre el 2 de febrero por llevar una mascarilla facial.
El caso es que este es un elemento que antes de existir el coronavirus ya lo llevaban muchos asiáticos, tanto de China como de otros países del continente, para protegerse de la contaminación.
Un hombre la atacó llamándola "enferma de mierda", ella contestó asintiendo y diciéndole que se marchara, según pudo explicar un testigo del brutal ataque a la CNN.
El testigo justo empezó a grabar con el móvil cuando el agresor ya le había dado un puñetazo en la cabeza de la mujer. El vídeo en cuestión muestra cómo la víctima persigue al hombre y este se gira para atacarla.
Estas situaciones reflejan cómo la humanidad cada vez va a peor, a pesar de encontrarnos en pleno siglo XXI.
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