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Siempre me han gustado las letras. Cuando tuve que elegir a qué dedicarme, me decanté por el Periodismo. Tras acabar la carrera “por cabezonería”, y con el transcurso de los años me di cuenta de que a mi lo que me gustaba era la ciencia pero apenas conocía referentes mujeres en el mundo en ese mundo.
Y como a mi, seguro que esto mismo le ha pasado a más chicas. El mayor informe oficial realizado hasta el momento sobre la brecha de género en la elección de estudios refleja que la grieta no tiende a cerrarse, sino que ha aumentado en las últimas décadas y se sigue abriendo año a año en disciplinas como Matemáticas, Informática y buena parte de ingeniería y titulaciones tecnológicas, donde el porcentaje de hombres es cada vez mayor.
"Después de tantos años de políticas públicas de igualdad, de cambios en los modelos educativos y con una sociedad mucho más sensibilizada que en el pasado, resulta alarmante ver que no solo no se ha mejorado, sino que en ámbitos nucleares para el progreso de la sociedad hay un retroceso considerable”, señala Montserrat Grañeras, una de las autoras del informe.
En este contexto, hace un par de años, escuchando un programa de radio, estaban hablando sobre la iniciativa 11 de febrero. El objetivo que tiene este proyecto ciudadano es promover actividades que conmemoren el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia. La idea me gustó tanto que no debo dejar pasar la oportunidad de hablaros de ella.
La brecha de género aumentó en las últimas décadas en informática y matemáticas
La brecha de género ha aumentado en España en dos de las principales disciplinas del ámbito 'Steam' (ciencias, tecnologías, ingenierías, artes y matemáticas, por sus siglas en inglés), la informática y las matemáticas. Así ha ocurrido durante las dos últimas décadas en Bachillerato y Formación Profesional y durante las tres últimas en la Universidad.
Lo cierto es que a las chicas de mi edad nos habían hablado de Steve Jobs o de Bill Gates, pero nunca de ninguna mujer referente en el mundo de la informática como Grace Murray Hopper o Ada Lovelace.
Estos datos quedan hoy patentes en un estudio elaborado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional coincidiendo con el Día internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
La ‘Radiografía de la brecha de género en la formación Steam. Un estudio en detalle de la trayectoria educativa de niñas y mujeres en la ciencia’ indica que las alumnas son "sistemáticamente minoritarias" en ese tipo de disciplinas y se aprecia en todas las etapas educativas, desde el Bachillerato hasta los doctorados universitarios.
La falta de referentes, unida al estigma que gira en torno a todas las carreras STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas, por sus siglas en inglés), es uno de los gérmenes de la desmotivación que en muchas ocasiones implica abandonar la idea de ese posible futuro.
Aquellas chicas que sí deciden continuar y empezar los estudios para convertirse en científicas, contemplan cómo la situación ha mejorado respecto a décadas anteriores. De hecho, incluso son mayoría en algunas clases (no si se trata de un grado de tecnología o matemáticas), pero vuelven a sentir el azote de la discriminación y de los estereotipos cuando quieren ser evaluadas por su currículum, tratar de conciliar con la vida familiar o aspiran a acceder a puestos más altos.
No ayuda el hecho de que históricamente se hayan pasado por alto los avances logrados por las mujeres
Es lo que ha pasado a denominarse "efecto Matilda", la invisibilización de los hallazgos científicos de las mujeres que algunas veces se les atribuyó a sus compañeros científicos o incluso a sus parejas.
Se ha ninguneado de manera sistemática las contribuciones de las mujeres de todos los ámbitos de conocimiento. Ello ha favorecido que se refuerce el estereotipo de que si no están presentes es porque no tienen el talento o la capacidad suficiente para acceder en esos ámbitos, cuando lo que en realidad esconde es una gran discriminación.
Esta problemática, al final, se traslada a las aulas, donde las niñas y niños apenas encuentran mujeres científicas en sus libros de texto.
A pesar de todo, es innegable el progreso de las últimas décadas, pero todavía queda por hacer mucho trabajo, especialmente desde la base, que es la educación.
Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia
Esta iniciativa comenzó a coger forma en septiembre de 2016. Apenas nueve meses antes, la Unesco había declarado el 11 de febrero como Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia como un recordatorio de que estas desempeñan un papel “fundamental” no solo en la ciencia, sino también en la tecnología, y animando a fortalecer su participación. El organismo defiende la igualdad entre géneros y la ciencia para el desarrollo sostenible, pero los datos están alejados de este objetivo: según recogen menos del 30 % de los investigadores científicos en el mundo son mujeres.
La iniciativa pretende visibilizar a las mujeres científicas de manera que se creen referentes femeninos para la infancia y se rompan estereotipos.
Si tú también quieres participar en este día, únete al concurso #Cuentáme11f en el que las científicas mandan un vídeo de 3 minutos para contar su labor. Este año es la segunda edición. De esta forma se visibiliza a científicas actuales y al trabajo que desempeñan. Estos vídeos se suben al canal de Youtube de la iniciativa y contabilizan los votos en función de los “me gusta” que reciban. Las ganadoras son entrevistadas en el podcast propio llamado Voces del 11 F, en el que también hacen capítulos temáticos.
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