Los españoles tiramos un 35 % más de comida a la basura en verano

El Ministerio de Agricultura y Pesca ha informado que el desperdicio de comida que se ha tirado a la basura durante los meses de verano se ha incrementado en un 35 %, según la campaña “Aquí no se tira nada” que ya prepara una ley para combatir el desperdicio.

Los factores que influyen en el desperdicio de comida durante la época de verano son el calor que influye en la durabilidad de los productos, las vacaciones y, sobre todo, el mayor tiempo de ocio. Los datos de la temporada de primavera – verano del año pasado se produjo un incremento del 1,1 % en el volumen de alimentos tirados a la basura con respecto a la de otoño-invierno 2019-2020. En el caso de los productos cocinados, se ha producido un incremento de los desechos de comida del 35,8 % con respecto a la temporada del otoño – invierno.

El Covid – 19 ha producido un aumento de comida durante la pandemia

Durante la fase más crítica de la pandemia, la población se dedicó a elaborar comida entre las que destacaron los postres y los panes. Los factores que destacan en el desperdicio de comida son el error de cálculo en las recetas, falta de costumbre y una planificación inadecuada durante la primavera pasada en la que estuvimos confinados.

El 23,1 % de los alimentos arrojados a la basura entre primavera y verano son cocinados, porcentaje que en otoño e invierno desciende al 17,2 %. El estudio del Ministerio de Agricultura y Pesca ha señalado que se tira más comida preparada en verano con respecto a otoño.

¿Cuáles son los productos que más se tiran durante el verano?

Durante el verano hay un mayor desperdicio de productos cárnicos, pescado y verduras y ensaladas y disminuye el consumo de los platos de cuchara como potajes, guisos o purés. En el total del año 2020 los hogares españoles arrojaron a la basura 1.364 millones de kilos/litros de alimentos, con una media de 31 kilos/litros por persona.

El Gobierno se ha propuesto frenar el despilfarro de comida a través de un proyecto de ley para prevenir y combatir el desperdicio tanto en el hogar como en la cadena de producción alimentaria. Para prevenir el desperdicio se establecerán una serie de usos prioritarios de los alimentos entre los que tendrán preferencia la alimentación humana. Para ello se fomentará la donación y la distribución, garantizando la seguridad y la trazabilidad.