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Los bebés y los niños, sobre todo los más pequeños, son muy sensibles a sufrir daños por estar expuestos a las altas temperaturas sin cuidado.
Estas altas temperaturas y el intenso calor pueden provocar enfermedades o cuadros graves en las personas más vulnerables como son los niños. De hecho, los golpes de calor durante las primeras etapas de la vida son más frecuentes que en edades adultas.
Identificar un golpe de calor en los más pequeños y saber qué medidas son las más adecuadas para evitar este tipo de problemas de salud es vital en durante los meses de verano.
¿Qué es un golpe de calor?
Cuando las temperaturas son muy elevadas y se está expuesto al sol, se corre el riesgo de perder abundantes líquidos corporales que conducen a la deshidratación, pudiendo producirse lo que se conoce como un golpe de calor. Un suceso que se da cuando el organismo genera una cantidad de calor que no es eliminable por los sistemas de refrigeración.
Esto puede ser debido a que la producción de calor corporal es excesiva, a que la temperatura ambiente es muy elevada o bien a que los mecanismos de eliminación de calor no funcionan correctamente, aunque lo más habitual es que sea por la combinación de estos tres factores. La insolación es su forma más habitual.
Síntomas
- Se da un aumento importante de la temperatura corporal (39ºC o más) y una abundante sudoración al inicio del golpe.
- La insolación se acompaña de cefalea, un dolor de cabeza punzante y en casos extremos, confusión y pérdida de conocimiento que requiere de ingreso hospitalario urgente.
- Se acompaña de fatiga.
- Se producen calambres musculares.
- Náuseas y/o vómitos.
- Erupción cutánea: piel enrojecida, caliente y, en los casos más extremos, sin sudor.
- Aumento de las pulsaciones o frecuencia cardiaca.
- En algunos casos se sienten problemas para respirar y sensación de falta de aire.
- Los casos más graves se producen si se permanece mucho tiempo en este estado sin tomar las medidas oportunas, y se juntarían varios de los síntomas anteriores: una piel caliente y seca, la taquicardia (aceleración del pulso), adormecimiento y pérdida de conciencia, síntomas que incluso pueden llevar al paciente a la muerte.
Cómo actuar
Los golpes de calor se producen con rapidez y hay que actuar cuanto antes para evitar graves consecuencias para la salud del niño. Conviene trasladar al pequeño, sin dilación, al hospital, pero mientras se llega, se pueden practicar unos primeros auxilios para estabilizar al niño, como los recomendados por la Asociación Española de pediatría (AEP) al respecto:
- Colocar al niño tumbado boca arriba a la sombra, en un sitio fresco y ventilado.
- Aflojar la ropa y quitar las prendas innecesarias.
- Colocar compresas de agua fría (no hielo) en la cabeza, cara, cuello, nuca y pecho.
- Evitar sumergir al niño en agua helada y no realizar friegas con alcohol.
- Si el niño está consciente y sin vómitos, darle de beber agua fría o una bebida isotónica.
- Si el pequeño está inconsciente, avisar al número de emergencias 112.
La mejor forma de evitar los golpes de calor en niños es la prevención, que pasa por mirar las temperaturas previstas antes de salir de casa, porque cuando va a hacer mucho calor, más de 40ª C, no hay que hacerlo, sobre todo durante las horas pico. A veces, la mejor manera de evitar riesgos es no salir de casa hasta que no baje la temperatura.
Otras recomendaciones para prevenir que el niño tenga un golpe de calor pasan por:
- Hidratar: Es preciso ofrecer con frecuencia a los niños líquidos (pecho en lactantes), sin esperar a que ellos lo pidan, especialmente si van a realizar una actividad física prolongada. Las comidas deben ser ligeras; la fruta y las verduras frescas ayudan a reponer las sales perdidas por el calor.
- Limitar el ejercicio: Hay que evitar que los niños hagan ejercicio físico excesivo en las horas de más calor. Se pueden sustituir por juegos más tranquilos que eviten la deshidratación.
- Ropa adecuada: Cuando hace mucho calor, es recomendable utilizar ropa transpirable, ligera, holgada y de colores claros. No olvidar proteger la cabeza de los niños con un gorro ligero y aplicar protección solar, siempre que estén expuestos al sol.
- Refrescar: Mantener a los niños en lugares a la sombra, con aire acondicionado o ventiladores, si es posible. Es aconsejable que se bañen o mojen con cierta frecuencia.
Cuando el niño se recupere, debes llevarle a un centro sanitario para que los médicos valoren las posibles secuelas del golpe de calor. Por otro lado, si el niño presenta un estado de inconsciencia o no se alivian los síntomas se debe recurrir de inmediato a un profesional sanitario o llamar a emergencias.
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