Lectura fácil
No es un error inocente, sino una descarada manipulación, con un claro objetivo sociológico y político, el atribuir a determinadas posturas o ideologías calificativos impropios, dando lugar a confusión en la mente del oyente o lector, con objeto de dirigir su voluntad y voto en una determinada dirección y no en otra.
Esta ha sido una vieja y permanente táctica empleada por los regímenes totalitarios o ideológicamente condicionados para investir a los contrarios de un perfil. Así les descalificarían mental, social y políticamente ante los ciudadanos.
La manipulación de las palabras
Dada la escasa formación de las mayorías y el predominio de determinadas ideologías en los medios de comunicación en general, resulta sumamente eficaz utilizar tales prácticas, insistentemente repetidas, para controlar la intención de la ciudadanía a la hora de decidirse por unas alternativas políticas u otras.
Durante largos períodos de tiempo, ha funcionado, siempre y cuando la bonanza económica o social permanezca dentro de unos límites razonablemente buenos para esa mayoría.
Todo en la vida tiene sus límites
Cuando se pretende rebasarlos, utilizando las mismas tácticas manipuladoras, mientras la realidad circundante esta manifestándose en otro sentido, tarde o temprano este sistema revienta y da lugar a un cambio sustancial en la estructura política de una sociedad.
La mayoría resiste tal recurso político, hasta que se descubre palpablemente, que este carece de base, entonces el “establishment” convencional es rebasado por las demandas reales de esa sociedad. Siempre llega el momento en que alguien grita.
¡El rey está desnudo!
No es desde luego ninguna novedad la utilización del lenguaje como medio para manipular, en lugar de comunicar e informar, como tampoco es nuevo ver los peligros que tal tergiversación encierra.
Normalmente se suele pendular en sentido contrario, igualmente pernicioso, y con consecuencias poco recomendables.
Pretender incluir en el mismo cesto, como categoría política, de “Populismo” a movimientos tan absolutamente dispares como pueden ser “Podemos” y sus múltiples “Mareas”, “Cups” y “Compromisos”.
“Syriza”, “Die Links”, y demás grupos de corte inequívocamente marxista radical unos, y anarquistas, ácratas y libertarios de todo pelaje otros, con el “Frente nacional francés”, “Alternativa por Alemania”, y similares grupos en Holanda, Austria, Hungría, Polonia...
y ya para colmo al mismísimo “Trump”, presidente de EEUU, resultaría ridículo, cuanto menos, si no fuera porque esta relación o definición, se ha generalizado en la mayoría de los medios de comunicación. No sé si por moda, por falta de rigor en el análisis político o intencionadamente para igualar a los posibles adversarios del actual sistema como una panda de radicales sin sentido y fanáticos sin distinción.
Esto es una burda manipulación ideológica sin más
Esta práctica, se ha extendido con ánimo de descalificar a los discrepantes de la política seguida en el presente respecto a una serie de situaciones y problemas que son susceptibles de un tratamiento político, económico, social, jurídico y militar diferente. Tanto en EEUU como en Europa. Una alternativa que desde luego no gusta a los intereses de los actuales detentadores del poder del “establishment”.
Es evidente, por escoger un solo ejemplo, que el Frente Nacional en Francia no es más que un clásico partido conservador, chauvinista, defensor del orden público, que reverencia tanto la propiedad privada como la libertad individual, que rechaza abiertamente cualquier intromisión que perjudique sus intereses nacionales o altere el esquema de valores tradicionales de la sociedad francesa. Obviamente eso incluye poner freno a la expansión islámica o la presencia de valores contrarios a los dogmas culturales nacionales, y restringir la autoridad de Bruselas en su esquema de orden nacional.
Es anti la Europa que se está montando en Bruselas, desde luego, pero eso no los convierte en “populistas”, aunque entre sus votantes haya muchos simpatizantes pertenecientes a los escalones más modestos de su sociedad, que se sienten amenazados por la globalización. Te podrán gustar o no gustar, en la medida que todo nacionalismo extremo, no es bueno para la evolución pacífica de la humanidad, pero no son “populistas”. ¡Qué tienen que ver con partidos pongamos por ejemplo como “Podemos”o “Syriza”, que amenazan con nacionalizar la banca y los medios de comunicación, desmantelar los grupos económicos más importantes, establecer una estructura de control social por barrios y resucitar la censura en nombre del proletariado, eso es marxismo puro, no populismo, como de izquierdas y no de derechas fueron los regímenes totalitarios de la Europa del siglo XX : el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán” el “Fascio” italiano o el régimen soviético por solo mencionar algunos.
¿Qué tienen que ver Trump y los republicanos norteamericanos, también nacionalistas y liberales clásicos a ultranza, con regímenes como el de Maduro, y los chavistas bolivianos o ecuatorianos? Que se apoyan en ocasiones en los estratos más modestos de sus sociedades para obtener votos, pues bien eso es común a todos los partidos y grupos ideológicos en Europa.
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