Esta técnica nació en 1989 en el Ayuntamiento de Berkeley, en California, que inició una campaña para animar a los consumidores a comprar alimentos envueltos en materiales biodegradables o reciclables.
La prevalencia de obesidad es casi el doble en los escolares de familias con menor nivel de ingresos con respecto a las de mayor nivel y se sitúa en un 23,2 % frente al 11,9 %.
Los alimentos de origen animal como carnes, pescados, lácteos y huevos tienen mayor carga microbiológica que los vegetales y su consumo en crudo siempre resulta más comprometido.