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El boto o delfín rosado del río Amazonas ha perdido el 65 % de su población durante el último medio siglo, según indicadores naturales de la calidad de las aguas donde vive.
WWF alertó este lunes de ese descenso poblacional de esta especie coincidiendo con el Día Internacional del Delfín de Río, que se celebró el pasado 24 de octubre.
Esta especie se suma a la lista del peligro de extinción debido a los estragos causados por el ser humano. El planeta y su biodiversidad se agotan, y nosotros no hacemos nada por remediar la crítica situación.
El delfín de río, una especie muy importante para conocer el estado del planeta
El delfín de río es una especie que actúa como un termómetro de la salud de las grandes arterias del planeta. Sin embargo, están seriamente amenazados, tal y como destaca la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
La mayoría de la especie del delfín de río vive en mares templados y tropicales, pero también se encuentran en grandes estuarios, deltas y ríos asiáticos y sudamericanos.
En ambas regiones sobreviven, aunque amenazados por la degradación y pérdida de su hogar, ya que la construcción de diques y presas fragmenta sus poblaciones y dificulta su reproducción y movimiento.
Víctimas de la contaminación por vertidos industriales y metales pesados, como el mercurio por la minería ilegal, vertidos asociados a prospecciones y explotaciones petrolíferas y plásticos, los delfines del río son también sensibles a la contaminación acústica del tráfico marítimo, colisionan con embarcaciones y quedan atrapados de forma accidental en redes de pesca.
Una especie sensible a la contaminación acústica que crea el tráfico marino
Cómo podemos comprobar, desgraciadamente, el ser humano vuelve a ser el responsable directo del peligro que corre el defín de río.
Nuestra sed de expansión y de modificación de los ecosistemas para jugar a ser "Dios", pasa facturas muy gordas a los ecosistemas del planeta.
Las diferentes organizaciones medioambientales, como WWF, entre muchas otras, analizan nuestro impacto, detallando la magnitud del daño y cómo podemos solucionarlo. Asimismo, trabajan para intentar paliar los estragos que causamos, pero si no remamos en conjunto, de nada sirve el duro trabajo que realizan otros por intentar salvar la vida del planeta Tierra.
En aguas dulces y oceánicas sudamericanas nadan tres especies muy amenazadas: el delfín del río Amazonas o boto, que se caracteriza por su piel rosada y se trata del delfín fluvial más grande del mundo, con sus 2,8 metros y 180 kilos; el tucuxi, también catalogado como en peligro de extinción por la UICN; y la franciscana o delfín del Plata, catalogado como vulnerable.
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