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Los seres humanos no somos los más eficientes detectando mentiras, por esta razón, la ciencia y la tecnología han tenido que realizar intervenciones en este campo. Considerando que el conocimiento de la verdad no es un tema que pueda entregarse al azar ni extraerse de una tómbola online, han debido desarrollarse metodologías más o menos eficaces para la detección de mentiras.
No obstante, la tecnología que ha acompañado el proceso de detección de la mentira ha tenido evolución importante, pasando de métodos rudimentarios que hoy serían considerados como formas de tortura, a máquinas como el polígrafo y más recientemente la creación de software de reconocimiento facial impulsado por Inteligencia Artificial.
Detección de mentira a través de la historia
La detección de mentiras es un tema que ha preocupado a la sociedad desde el mundo antiguo. Para demostrar una mentira se recurría a procedimientos cuestionables en la sociedad moderna, usualmente asociadas a las creencias en temas religiosos, considerando que ocurría algún tipo de intervención divina o sobrenatural a favor de la verdad y que absolvería al sujeto inocente.
Es así que se John Larson, creador del polígrafo, definiría la existencia de tres métodos primitivos utilizados para revelar la verdad: “la prueba del combate o lid, las ordalías y la tortura”.
- Juicio mediante combate o Lid.
Se refiere a un método donde las partes en disputa se enfrentaban a un duelo o combate, acudiendo ellos mismos o seleccionando un representante. Con este método, el vencedor demostraría estar en posición de la verdad, bajo la creencia de que Dios solo daría la victoria a las personas inocentes.
- Ordalías
También se les conocía como ‘juicios de Dios’, consistentes en someter a la persona sospechosa a una prueba peligrosa. Si esta persona salía sin recibir ningún daño, implicaría que es inocente, bajo la premisa de que alguna fuerza divina o misteriosa actuaría a favor de mantener la verdad y la justicia, siendo utilizada como forma de resolver conflictos sociales y acusaciones de brujería.
- Tortura
Es nada menos que uno de los métodos más antiguos para intentar detectar la mentira. A pesar de contrarias los tratados sobre derechos humanos, es una práctica que todavía se utiliza en tiempos de guerra y como forma de coacción por parte políticos autoritarios en algunas naciones del mundo, buscando obtener confesiones sobre actos realizados por sus adversarios.
Invención del polígrafo
Con la evolución de la ciencia y la tecnología, ha sido la psicología forense quién se han encargado de depurar las técnicas que hoy en día sirven para el peritaje sobre testimonios y declaraciones realizadas por personas a lo largo de un proceso judicial. Desde el siglo 19 la psicología forense consiguió reconocimiento y pronto recibiría una ayuda adicional: el polígrafo.
Este instrumento fue creado originalmente por John Larson en el año 1921, para recibir una mejora y actualización posterior a manos de Leonard Keeler durante la década de 1930. El resultado fue la creación de un instrumento conocido como ‘Compact Keeler Polygraph’, el cual mantiene su esencia hasta el día de hoy, aunque en la actualidad es una herramienta digital.
El polígrafo es un instrumento de medición que se utiliza para medir y registrar las respuestas fisiológicas de una persona, ante un conjunto de preguntas que funcionan como estímulo. Su funcionamiento se sustenta en la teoría de que las respuestas fisiológicas de los seres humanos cambian y se vuelven medibles cuando está mintiendo.
Nuevo modelo de detección de mentiras basado en Inteligencia Artificial
Ahora bien, el salto evolutivo de esta tecnología ya ha ocurrido y con un nivel impresionante de avance. Un equipo liderado por la Universidad de Tel Aviv (Israel) ha conseguido desarrollar un nuevo método para facilitar la detección de mentiras, el cual utiliza el reconocimiento facial para alimentar una inteligencia artificial capaz de detectar movimientos en los músculos faciales.
Dino J. Levy, neurocientífico conductual y uno de los responsables del sistema de detección de mentiras basado en inteligencia artificial, asegura que el software tiene la capacidad de acertar en un 73 % de las veces en que se utiliza, siendo un método más eficiente que cualquier otro de los disponibles en la actualidad.
Consiste en la medición de los músculos faciales en voluntarios que mintieron o dijeron la verdad, lo que les llevó a descubrir que, además de la respuesta fisiológica, las personas que mienten accionan involuntariamente músculos de las cejas y los labios, solo detectables bajo el escrutinio milimétrico de la tecnología de reconocimiento facial.
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