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Los resultados del Partido Popular en las Elecciones Generales del 28 de abril fueron los peores en la historia de la formación. No sería de extrañar por tanto que su líder terminase dimitiendo lo antes posible para dejar paso a otra persona capaz de recuperar los votos perdidos. En estos momentos la dimisión de Pablo Casado está en el aire.
La dimisión de Casado
No obstante, aunque es inevitable hablar de dimisiones, la realidad es que no sería el mejor momento para producirse. Con las elecciones autonómicas, municipales y europeas el próximo 26 de mayo, desestabilizar aún más al partido no es lo correcto.
Parece que Pablo Casado, presidente del Partido Popular desde que ganase el XIX Congreso con el 57% de los votos de los compromisarios el 21 de julio de 2018, no ha desarrollado una estrategia adecuada. A juzgar por el resultado final, lejos de mantener a sus fieles, ha perdido en tres años 75 escaños en el Congreso de los Diputados, así como su mayoría en el Senado.
Un proyecto fallido
Muchos han criticado al PP de querer parecerse a Vox, mientras que otros siempre han mantenido que querer acercarse a Aznar le perjudicaría. Y así ha sido, sea por una cosa o por la otra, la realidad es que parece que no ha encajado del todo bien con el público. Una debacle electoral que ha favorecido a Ciudadanos, que ha sumado 25 escaños a los que ya tenía. Asimismo, la aparición de Vox, que ya irrumpió con fuerza en el Parlamento Andaluz con 12 parlamentarios, ha entrado en el Congreso con 24 escaños. Como resultado, hay quienes piensan que Pablo Casado estaría preparando su dimisión.
La purga de Casado nada más llegar
Otra de las acciones que tampoco gustó a sus votantes fue la particular "purga" de Pablo Casado en el Partido Popular tras ganar la presidencia en julio. Y es que con la llegada del nuevo líder, la ambición de querer renovar el partido de arriba a abajo tuvo sus consecuencias. Una de las bajas más señaladas fue la de Soraya Sáenz de Santamaría, que se presentó como candidata a suceder a Mariano Rajoy y no contó con el apoyo de los compromisarios. Cuando perdió presentó su dimisión ante los desencuentros con la nueva directiva del partido.
Después le siguió también María Dolores de Cospedal y así una lista de nombres que pasaron a a un segundo plano como Celia Villalobos, que terminó por abandonar la vida política después de que su partido la enviase al "gallinero" del Congreso de los Diputados.
Para bien o para mal, tanto Cospedal como Sáenz de Santamaría eran dos pesos pesados del PP de Rajoy. A la vista está que su desaparición ha llevado al PP de Casado a la mayor crisis de identidad de su historia.
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