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Las discapacidades van más allá de las visibles como sillas de ruedas o bastones. En España, muchas personas tienen discapacidades reconocidas que no son evidentes, como daños orgánicos, enfermedades graves o problemas mentales. Estas discapacidades invisibles carecen de signos físicos distintivos, como el autismo, que afecta las habilidades cognitivas y el comportamiento. Esto también ocurre con discapacidades relacionadas con problemas cardiovasculares, auditivos o psicológicos.
Las discapacidades invisibles carecen de verdadera importancia
Más allá de las imágenes tradicionales de discapacidades, que a menudo se asocian con el uso de sillas de ruedas o bastones, existe un mundo de discapacidades invisibles en España. Decenas de miles de personas tienen discapacidades oficialmente reconocidas, pero no cumplen con las condiciones visibles mencionadas anteriormente. Estas personas enfrentan desafíos diversos, como daño orgánico, enfermedades severas, problemas de salud mental o inteligencia límite.
Las discapacidades invisibles carecen de rasgos físicos distintivos, haciéndolas no perceptibles a simple vista. Entre ellas se encuentra el autismo, una condición neurobiológica que afecta las competencias cognitivas y el comportamiento. Lo mismo ocurre con discapacidades relacionadas con patologías cardiovasculares, auditivas o psicológicas.
Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) en España, se estima que alrededor de 4.3 millones de personas mayores de seis años tienen algún tipo de discapacidad. Principalmente, estos desafíos se centran en problemas de movilidad, audición o visión.
Sin embargo, un 16 % enfrenta dificultades en "aprendizaje, aplicación del conocimiento y desarrollo de tareas", y alrededor del 14 % experimenta problemas en su interrelación con los demás o en relaciones personales.
Invisibles, pero no inexistentes: Desafíos y reclamos
La percepción común de las personas con discapacidad suele vincularse al uso de productos de apoyo visible, como sillas de ruedas o bastones. No obstante, el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) destaca que muchas discapacidades no son evidentes a simple vista y pueden ser tan incapacitantes como las externas. Ejemplos incluyen discapacidades orgánicas, auditivas, trastornos del espectro autista, patologías de salud mental o incluso el dolor crónico.
Sin embargo, las personas con discapacidades invisibles se enfrentan a un desafío adicional: la falta de conciencia y sensibilización. Diversas asociaciones de la discapacidad subrayan la importancia de la educación para abordar las dificultades que enfrentan estas personas.
El Cermi enfatiza la necesidad de incidencia política para garantizar que todas las normativas que protegen a las personas con discapacidad se apliquen de manera equitativa, ya sea visible o no. La discriminación y los prejuicios a menudo obligan a estas personas a justificar constantemente sus limitaciones. La presentación frecuente de tarjetas acreditativas de discapacidad puede limitar significativamente su independencia y autonomía.
Rompiendo barreras y construyendo conciencia
En el ámbito legislativo en España, la protección de los derechos de las personas con discapacidad se enfoca en general, sin hacer distinciones específicas entre discapacidades visibles e invisibles.
Organizaciones comprometidas con la accesibilidad, como Perkin Access y Harvard Business Review, ofrecen valiosos consejos en sus plataformas online para respaldar a quienes enfrentan discapacidades invisibles. Estas recomendaciones resaltan la importancia de reconocer que todas las discapacidades pueden no ser evidentes y ninguna merece menos apoyo, ya que todas demandan respeto, dignidad y empatía.
El llamado a evitar suposiciones es fundamental, dado que es común no percatarse de estas patologías. Tomar el tiempo necesario para comprender a la persona y sus desafíos es esencial. Asimismo, se enfatiza la importancia de no generalizar las discapacidades, ya que cada individuo diagnosticado vive su propia realidad única e intransferible.
Por último, se destaca que la falta de síntomas visibles no implica inexistencia de discapacidad. Abogan por una comunicación abierta y honesta, fomentando un diálogo basado en la empatía para construir puentes de comprensión y apoyo mutuo. Estos principios buscan crear un entorno más inclusivo y consciente, donde las personas con discapacidades invisibles se sientan respaldadas y comprendidas.
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