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A pesar de que el número de matrimonios que acaban en divorcios ha ido en aumento en España en las últimas décadas, un estudio reciente ha revelado que existen varias razones que están frenando esta tendencia.
Es complicado pagar la pensión, asumir una hipoteca en solitario o tener que alquilar una vivienda. Los gastos inevitablemente se multiplican con una ruptura, algo que es motivo suficiente para que el 36 % de las parejas que acuden a un abogado de familia acaben dando marcha atrás en su decisión.
Según el V Observatorio del Derecho de Familia, entre las parejas que deciden frenar los divorcios, uno de los perfiles al alza son las que tienen una renta media baja, que deciden no llevar a cabo la ruptura legal porque literalmente les dejaría sumidos en una situación de pobreza.
El dinero y los hijos son las dos razones más poderosas para frenar un proceso de divorcio en España
Así lo han constatado los abogados de familia, los expertos que tratan estos asuntos. El 36 % de las personas que acuden por primera vez a un bufete especializado en Derecho de Familia con idea de emprender un proceso de divorcio desiste finalmente de hacerlo al plantearse las consecuencias económicas de iniciar una vida por separado y comprobar que no van a poder cubrir los gastos (un segundo piso, la hipoteca de la vivienda anterior, el colegio de los niños, vehículos...) con los ingresos propios.
Casi otro 20 % frena sus divorcios al pensar que así se evita un perjuicio a los hijos y un 13 % lo hace por el temor a perder su estatus social, si bien este argumento es mayoritario en los casos de parejas de edad más avanzada. Además, un 7 % de las mujeres renuncia a separarse por temor a la pareja y las represalias que pueda adoptar contra su persona.
Muchas familias ven el divorcio como una pérdida económica irreversible
Lo cierto es que los motivos económicos pesan más para no divorciarse o separarse que la estabilidad de los hijos, motivo por el que no rompen 2 de cada 10 parejas que visitan a un abogado de familia.
El 16 % de las parejas decide no romper por conformismo y el 13 % para no perder su estatus social, mientras que un 7 % de las mujeres desiste por miedo a las represalias de su pareja o por ser víctima de violencia de género.
Para este colectivo, la ruptura supone repartir la miseria y no poder cubrir las necesidades básicas propias y de sus hijos.
Otro factor que está frenando los divorcios es el deseo de mantener la estabilidad emocional de los hijos. Muchas parejas que consideran el divorcio deciden posponerlo o buscar otras soluciones porque no quieren que sus hijos sufran las consecuencias de una separación, como el cambio de hogar o la separación de uno de los padres.
En el caso de las parejas de una edad más avanzada y con hijos mayores que rehúsan llevar a efecto divorcios por motivos económicos, se excusan en la pérdida de su estatus social, nivel de vida y estabilidad que la relación de pareja les proporciona. Tienen miedo a perder desde el entorno social a cuestiones económicas -repartir sus ahorros, vender su casa, buscar otra vivienda, tener que pagar una pensión al otro… Realmente, les produce angustia perder el resultado de la suma de una vida en común. Igualmente tienen miedo a perder lo que han generado y que es para sus hijos
Muchas personas se sienten inseguras al pensar en la vida que tendrían después de un divorcio
Según los datos recopilados por el estudio, una de las principales razones es el temor a la soledad a pesar de la inestabilidad financiera.
Muchas personas se sienten inseguras al pensar en la vida que tendrían después de los divorcios, especialmente si no cuentan con una red de apoyo sólida o si dependen económicamente de su cónyuge.
Además, la falta de información sobre los procedimientos de divorcio y los derechos legales de cada parte puede ser un factor importante en la decisión de mantenerse casados. Muchas personas no conocen los pasos a seguir para llevar a cabo un divorcio y temen que el proceso sea demasiado complicado o costoso.
En cualquier caso, los expertos señalan que, aunque hay razones legítimas para evitar los divorcios, también es importante tener en cuenta que, en algunos casos, la decisión de mantenerse casado puede tener consecuencias negativas para la salud emocional y física de los cónyuges y de sus hijos. Por lo tanto, se recomienda buscar información y asesoramiento legal para tomar una decisión informada y responsable.
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