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Fráncfort (Alemania), 13 dic (EFE).- El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) celebra mañana su última reunión del año, de la que no se esperan grandes novedades, al margen de las primeras proyecciones de crecimiento e inflación de la entidad para 2020 y una eventual revisión de sus pronósticos para 2018 y 2019.
Tras decidir en su último encuentro de octubre la reducción de su programa de compras de deuda a la mitad hasta los 30.000 millones de euros mensuales en 2018 y prolongarlas al menos hasta septiembre de ese año, los mercados descartan que la entidad acometa una subida de los ultrabajos tipos de interés actuales hasta bien entrado 2019.
Los analistas consultados por Efe no contemplan un alza de las tasas hasta el segundo o incluso el tercer trimestre de ese año, aunque todo dependerá de la continuación sin sobresaltos del robusto crecimiento económico actual de la eurozona y especialmente de la evolución de la inflación en el área en los próximos meses.
En la última revisión de sus pronósticos el pasado septiembre, el BCE revisó al alza su estimación de crecimiento para este año hasta el 2,2 por ciento (frente al 1,9 anterior) y mantuvo la previsión de un 1,8 por ciento para 2018 y un 1,7 por ciento para 2019.
Sin embargo, rebajó una décima sus pronósticos de inflación para los dos próximos años, hasta el 1,2 y el 1,5 por ciento, respectivamente, aunque mantuvo su estimación de un 1,5 por ciento para el cierre de este año.
Desde entonces, la confirmación de la buena marcha del crecimiento económico en la eurozona -el mayor en una década-, la subida de los precios del petróleo y algunos indicadores de la Comisión Europea que apuntan a un leve repunte de la inflación subyacente podrían llevar al banco europeo a revisar ligeramente al alza sus previsiones para los próximos años.
La publicación de las actas de la última reunión del Consejo de Gobierno puso de manifiesto la diferencia de opiniones en su seno respecto a la necesidad de fijar una fecha definitiva para la conclusión del programa de compras de deuda, aunque la mayoría de sus miembros optó por mantener abierta la posibilidad de prolongarlas más allá de septiembre de 2018.
Fuentes del BCE recalcaron a Efe que la decisión de octubre de reducir las compras a la mitad ha sido muy bien acogida por los mercados, algo que subrayará mañana Draghi en la conferencia de prensa posterior a la reunión.
El debate dentro del banco sobre el final definitivo del programa de estímulos continuará en los próximos meses en paralelo a la evolución del comportamiento de la inflación, aunque la mayoría de los analistas se inclina por una extensión del mismo de manera reducida al menos hasta finales de ese año.
En cualquier caso, esa decisión no se adoptará hasta bien entrado 2018 en línea con la política de "prudencia y persistencia" de la entidad, que se encargan de recalcar reiteradamente sus directivos.
Hasta entonces lo previsible es que las reuniones del máximo órgano director del BCE no ofrezcan excesivas sorpresas y que éste se reafirme en la actual orientación de su política monetaria, a no ser que se deterioren las condiciones económicas o se produzca un consistente repunte de la inflación hacia su objetivo ligeramente por debajo del 2 por ciento.
Incluso cuando el programa de estímulos concluya, el banco seguirá inyectando liquidez en el sistema a través de la reinversión del principal de las bonos vencidos entre los más de 2,5 billones de euros que habrá adquirido hasta septiembre de 2018.
Una actividad reinversora cuyos efectos destaca especialmente Draghi desde el pasado octubre y que continuará, según la opinión generalizada entre los economistas, al menos durante los dos años posteriores al fin de las compras de activos.
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