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Harbin (China), 13 ene (EFE).- Atraídos por una simbiosis única de virtuosismo y arte a temperaturas gélidas, miles de visitantes vuelven un año más a disfrutar del Festival de Hielo y Nieve de Harbin (noreste de China), un clásico del invierno chino que cumple 35 años con una salud de hierro.
Desde hace varias décadas, esta ciudad, capital de la provincia septentrional de Heilongjiang, hace frente al frío extremo del invierno con la construcción de centenares de esculturas de hielo y nieve, cada cuál más detallista, voluminosa y extravagante.
Es precisamente esta peculiar celebración la que ha convertido a una antigua región de pescadores en uno de los máximos exponentes del invierno chino, con una cifra de visitantes que supera cada año el millón de personas, pese a unas temperaturas que oscilan entre los 15 y los 25 grados bajo cero.
La atmósfera festiva se respira en cualquier rincón de la ciudad, pero especialmente en sus lugares más icónicos, como el parque de Zhaolin, que durante el día acoge a centenares de familias para fotografiarse con las múltiples esculturas heladas que pueblan el recinto.
Pero para presenciar el verdadero espectáculo diurno en Harbin hay que ir más allá de la calle Zhongyang y cruzar el río Songhua rumbo a la Isla del Sol, que este año vuelve a ser sede de una popular exposición de esculturas de nieve.
Es aquí donde se congrega el verdadero espíritu del festival al combinar el modernismo y la vanguardia chinas con la tradición traída del extranjero.
Cautivados por ese encanto del invierno harbinita, un grupo de cuatro españoles ha volado desde Cataluña para participar en varios de los certámenes escultóricos del festival. Entre ellos está Fátima Naranjo, que por tercer año consecutivo ha cambiado su oficio de joyera por el de artista de la nieve.
"Si te gusta viajar y la aventura, y lo combinas con el arte, entonces es toda una gozada", comenta a Efe.
Después de haber logrado un meritorio tercer puesto en la modalidad de esculturas de hielo, ahora Fátima y sus tres compañeros buscan obtener un nuevo galardón con "Pingüinos en acción", una divertida construcción cubista hecha con un único bloque de nieve de cuatro metros de altura.
"Lo hicimos un poco de broma, por eso de que somos cuatro personas, pero cuando caminamos sobre la nieve parecemos cuatro pingüinos", comenta entre risas.
Continuando el trayecto por la Isla del Sol, resulta imposible no maravillarse por el "Paseo por la Galaxia", una impresionante estructura donde lo más llamativo es el sereno rostro de una mujer, acompañada a pocos metros de un monumento que recuerda al mítico Taj Mahal de India.
Ambas construcciones componen el escenario perfecto de decenas de actividades recreativas, desde las más relajadas a lomos de una bicicleta "helada" a otras más pintorescas, como la de un grupo de jóvenes que, tumbados en un flotador, son arrastrados por un "quad" a toda velocidad.
Con todo, es de noche cuando Harbin despliega todo su colorido en el Mundo de Hielo y Nieve, la más popular de las celebraciones, que este año celebra su vigésima edición.
Allí, un edificio de 45 metros de altura, basado en el Burj Khalifa de Dubai, gobierna una superficie de más de 600.000 metros cuadrados, en la que no faltan algunas de las construcciones más ilustres que han pasado por el festival.
Para Wang Zheng y Zhao Jin Yuan, una pareja venida desde Changchún, capital de la provincia de Jilín (noreste), la más impresionante de todas es el "Castillo del Amor", una fortaleza de treinta metros en la que destaca su cúpula iluminada.
"Teníamos que aprovechar para hacer este viaje ahora, antes del Año Nuevo. Entonces sólo tendré tiempo para comer", admite el joven Wang.
Además de los monumentos gélidos -para los que se utilizaron 110.000 metros cúbicos de hielo y otros 120.000 de nieve-, este año se han desplegado hasta treinta "áreas interactivas", con seis toboganes de hielo de 320 metros de longitud que hacen las delicias de los más pacientes debido a unas colas interminables.
Asimismo, el festival ofrece soluciones para combatir el frío, con un grupo de animadores que, ataviados con vistosos uniformes, son capaces de motivar a más de 200 chinos para bailar una hilarante conga.
Debido a la distancia geográfica con Pekín y al desconocimiento del festival fuera de China, todavía es relativamente extraño toparse con extranjeros por Harbin, aunque para Mickey, una estudiante australiana, el lugar ha superado todas sus expectativas.
"Esto es completamente nuevo para mí. Es increíble", afirma a Efe.
Inaugurado el 5 de enero, el Festival de Hielo y Nieve se prolongará hasta principio de marzo, cuando la primavera se encargue de derretir, paulatinamente, las centenares de figuras gélidas repartidas por Harbin.
Javier Castro Bugarín
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