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Echando la vista atrás, Lucía nos explicaba hace casi 2 años cómo era su día a día en el hospital como enfermera Covid.
No estamos cuidando del personal sanitario. Se exponen al contagio cada día y nadie hace nada. Y mientras tanto, muchos siguen saliendo a la calle, pensando que esto no es serio, que el coronavirus es como una gripe que al final tendremos que pasar todos...
Enfermeros y enfermeras como Lucía están viviendo una situación muy difícil. Fingen estar bien pero no lo están. No están bien ni física (por la carga de trabajo y los turnos) ni psicológicamente.
"No solo soy enfermera en mi puesto de trabajo, en mi casa sigo pensando en todo lo que me pasa en el hospital y se me caen las lágrimas de impotencia. Vemos a personas fallecer todos los días, solos, sin su familia. Somos las últimas personas a las que le dan la mano y a las que ven. Vemos cómo compañeros están en cuarentena, y seguimos haciendo nuestro trabajo lo mejor que podemos y más".
Por eso, no es de extrañar que casi la mitad de las enfermeras (46,5 %) se hayan planteado abandonar la profesión a raíz de la pandemia de coronavirus y sus efectos "demoledores" en la salud del colectivo, según una macroencuesta del Consejo General de Enfermería.
Las enfermeras observan el lado más duro de la vida desde un asiento en primera fila
Como Lucía, nos encontramos con Noelia, otra enfermera muy cercana a nosotros. Ella está trabajando en el Hospital de La Paz, en Madrid. Y aunque dice que el personal sanitario no son héroes, desde aquí quiero darles las gracias. Gracias por la labor que hacéis los que dais la vida a diario luchando, los que lleváis desde hace semanas la palabra sacrificio tatuada en la frente, los que no os rendís y seguís. Agradezcamos todos su labor expuestos cada día al contagio y brindaremos porque este virus por fin se acabe pronto.
La situación es extrema y nadie lo está pasando bien pero, Noelia y todos sus compañeros, de punta a punta por todo el planeta, intentan hacerlo lo mejor que saben y con las condiciones que tienen. Cada día llega a casa con miedo de contagiar a alguien. No puede más. Está extenuadas, desmotivada y, muchas de sus compañeras, a punto de abandonar la profesión.
El estudio Radiografía de la situación profesional y emocional de la profesión enfermera ha revelado que el 85 % de las enfermeras ha visto afectada su salud mental, con diferentes manifestaciones: un tercio ha sufrido depresión; seis de cada diez han padecido insomnio; y algo más de dos terceras partes, episodios graves de ansiedad (67,5 %). Además, el 88,5 % reconoce haber sufrido estrés y el 58 % temor y miedo por la pandemia.
“La pandemia ha sido la puntilla para esta profesión"
Presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya
Estos datos son la 'cara B' del impacto de la COVID-19 en la salud física de los y las profesionales de la enfermería, que registran una incidencia de contagios de más del doble que la población general. Cerca de la mitad (48 %) han pasado la enfermedad y, de ellos, un 14,5 % ha estado contagiado más veces.
España sufre un déficit crónico de enfermeras que pone en peligro el sistema sanitario
“No podemos seguir maltratando a una profesión fundamental para la salud de la población y para el futuro de la sostenibilidad del sistema sanitario, ni mantener con un número de profesionales que está a años luz de las necesidades asistenciales de la profesión, no podemos estar tan alejados de países de nuestro entorno y nivel socioeconómico como Reino Unido o Francia”, sentenció Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería de España (CGE).
Para mejorar la situación del personal, el Consejo General de Enfermería ha presentado un decálogo con las principales reivindicaciones del colectivo.
Reivinidaciones del Consejo General de Enfermería
- Más profesionales para alcanzar al menos la media europea de 864 enfermeras por cada 100.000 habitantes.
- Reconocimiento de las enfermeras dentro del grupo profesional A1 que da acceso a funciones de nivel superior.
- Mejores condiciones y terminar con la temporalidad.
- El desarrollo de las especialidades de enfermería, aprobadas en 2005, pero que aún no están reconocidas en muchas Comunidades Autónomas.
- Más enfermeras en Atención Primaria para cubrir las necesidades de la sociedad.
- Impulsar la enfermera especialista en geriatría para coordinar la atención a mayores y dependientes.
- Profesionales en todos los colegios para promover la prevención y la educación en salud.
- Nuevos contratos en las universidades ante la jubilación de los profesores.
- Que haya enfermeras en puestos de gestión en los centros sanitarios (no pueden hasta que no pasen a grupo profesional A1)
- Voz en la toma de decisiones.
Nuestra esperanza, y es la razón por la que trabajamos duramente, es que la sociedad recuerde después de esto para qué sirven los servicios públicos y por qué es tan mala idea recortar y privatizar.
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