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Estados Unidos no debería quedar impasible ante esto. Ante algo tan asqueroso como la violencia machista en el deporte. Ante algo tan asqueroso como que lo que no sea una medalla de oro o un primer puesto no vale. Esto es lo que estamos consumiendo todos los días por todo el mundo. Que, aquello que no sea un primer puesto no vale para nada.
Si seguimos tratando a la juventud así, lo único que seremos será juguetes rotos, un término tan usado en el deporte que, termina reflejando lo que es la realidad actual. Todavía me acuerdo de aquella confesión de Simone Biles en Tokio. Aquella confesión en la que Simone Biles había confesado que había sido maltratada si los movimientos no salían perfectos.
Resulta que todo eran muestras de condolencias para la joven americana porque tenía miedo al fracaso. Miedo a todo lo que no fuera oro en los Juegos Olímpicos de Tokio. Ante este hecho, lo que debería primar es la Salud Mental. ¿No son conscientes los entrenadores lo difícil que es llegar a clasificarte para competir en unos Juegos Olímpicos? Algunos nos dejan claro que no. Que no tienen la suficiente humanidad con sus deportistas y que a la mínima que algo salga mal les pisotearán.
Estados Unidos debería perseguir estas conductas sin descanso
El Comité Olímpico de Estados Unidos junto a otras instituciones y federaciones debería revisar este tipo de prácticas. De lo contrario, la administración Biden como las anteriores serán cooperadores necesarios para mantener a esos técnicos y entrenadores que se encuentran ayudando a los chicos desde edades tan tempranas tanto en pequeños colegios como Centros de Alto Rendimiento.
A veces, es necesario que estos deportistas vayan a tratar sus asuntos pendientes con un profesional. Es algo que les hará libres, porque, dentro de la alta competición hay momentos que los deportistas están pletóricos pero, también hay momentos de bajón donde ellos mismos a veces no tienen ni ganas de competir.
¿Qué patologías podrían ocurrir si ese maltrato no se detecta a tiempo?
Algunos entrenadores suelen ser crueles con sus jugadores. Los deportistas no solo de Estados Unidos, sino de todo el mundo podrían caer en episodios de depresión o ansiedad. Esto llevaría a que los deportistas no quisieran volver a practicar su deporte y tengan que someterse a sesiones con psicólogos deportivos.
Esto ha ocurrido recientemente en España. Sin embargo, además de los casos más mediáticos como Anna Cruz o Marta Xargay, podemos encontrar deportistas menos mediáticas que sufren ese acoso sin tener altavoz. No al maltrato ni en el deporte ni en la vida.
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