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Un equipo de investigadores de diversas universidades de Estados Unidos, en colaboración con el National Institute on Health (NIH) de ese país, ha descubierto que las distintas estructuras cerebrales de las personas pueden afectar el riesgo de desarrollar una adicción.
Este estudio ha identificado características estructurales del cerebro que ocurren antes del consumo de sustancias, lo que sugiere que la vulnerabilidad a la adicción ya está presente antes de la exposición a cualquier droga.
Características cerebrales que aumentan el riesgo de adicción en jóvenes
Los jóvenes con estas características cerebrales tienden a comenzar a consumir sustancias a una edad más temprana que aquellos que no tienen estas alteraciones, y tienen una probabilidad mucho mayor de desarrollar adicción y otros trastornos mentales", explicó el doctor Ignacio Basurte, miembro del comité ejecutivo de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD).
El estudio, publicado en la revista JAMA Network Open, concluyó que la genética y la neurobiología tienen un papel "crucial" en el desarrollo de las adicciones. A diferencia de lo que se pensaba anteriormente, no es solo el consumo de sustancias lo que afecta al cerebro, sino que existen diferencias preexistentes en la estructura cerebral que pueden incrementar el riesgo de comenzar a consumir sustancias y también influir en el desarrollo de trastornos duales.
Alteraciones en adolescentes
Estos hallazgos provienen de un seguimiento a largo plazo de más de 9.800 adolescentes durante una década, en el marco del Adolescent Brain Cognitive Development Study (ABCD) de Estados Unidos.
Entre las alteraciones observadas, destacan aquellas en la corteza prefrontal, que muestran un "adelgazamiento en áreas clave para la regulación del comportamiento y el control de impulsos, lo que puede favorecer la búsqueda de recompensas inmediatas y la impulsividad". También se observó un aumento en el volumen de estructuras subcorticales, como el globo pálido y el hipocampo, regiones relacionadas con la memoria, la regulación emocional y el aprendizaje de recompensas.
En este contexto, ha destacado que se ha identificado que las mismas variaciones genéticas pueden incrementar el riesgo no solo de adicción, sino también de otros trastornos psiquiátricos como la esquizofrenia, la depresión y el trastorno bipolar, lo que refuerza la teoría de la patología dual.
No todas las personas poseen la misma predisposición genética. Por lo tanto, ha señalado que no se deberían continuar creando políticas de prevención basadas en la errónea idea de que todas las personas tienen el mismo riesgo de desarrollar una dependencia al consumir sustancias.
Un diagnóstico precoz
Asimismo, ha señalado que es crucial fomentar la detección temprana de grupos en riesgo mediante herramientas neurobiológicas, genéticas y psicológicas; el desarrollo de intervenciones preventivas personalizadas para personas más vulnerables al consumo de sustancias y otros trastornos mentales; la integración de la patología dual como un aspecto clave en las políticas de salud pública; y la superación de enfoques simplistas basados únicamente en la prohibición del consumo, que han "fracasado rotundamente", para dar paso a estrategias integrales de salud mental que consideren las diferencias individuales en la susceptibilidad a la adicción.
"Para avanzar en la prevención y el tratamiento de las adicciones y la patología dual, debemos transformar el enfoque. La adicción no es un problema de voluntad ni simplemente una consecuencia del consumo de sustancias. Es un trastorno cerebral que implica factores genéticos, neurobiológicos y ambientales. La evidencia está disponible, y ahora es el momento de actuar en consecuencia", concluyó Szerman.
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