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Dentro de los préstamos hipotecarios, una de las ofertas más competitivas por parte de los bancos son las hipotecas a tasa variable. En dichas hipotecas, la figura del Euríbor es preponderante.
Se conoce como Euríbor a la tasa de interés a la que se prestan dinero los bancos que pertenecen a la Eurozona. De hecho, Euríbor es un acrónimo de Tipo Europeo de Oferta Interbancaria, un índice a cargo de la Federación Bancaria Europea. El Euríbor es el promedio de las tasas de interés con la que los bancos se prestan capital entre ellos, y sirve, entre otras cosas, para fijar las tasas de interés de los préstamos con cuotas variables.
El Euríbor y los préstamos hipotecarios
En las hipotecas, los bancos pueden ofrecer préstamos con tasas de interés fijas, que no variarán hasta el vencimiento del contrato; y tasas de interés variables, donde se suma una cuota fija -mucho menor a las de las tasas de interés fijas- al Euríbor. Por tanto, el valor del Euríbor incidirá en el valor de las cuotas a pagar por los consumidores durante su préstamo hipotecario.
Lo que sucede en la actualidad, y viene realmente sucediendo desde hace 6 años, es que el índice Euríbor está en una tasa de interés negativa, por lo que los préstamos hipotecarios con tasas de interés variables tienen una cuota fija, a la que luego se le resta un porcentaje, que sería el Euríbor por estar en negativo, lo que hace que las personas interesadas en este tipo de préstamos resulten beneficiados de forma doble con respecto a las hipotecas a tasa fija.
¿Afectará la subida del Euríbor a la hipoteca?
Los expertos en macroeconomía afirman que el Euríbor tendería a subir en los próximos años, aunque realmente es un índice que se actualiza diariamente. Pero lo cierto del caso, según advierten, es que crecerá mucho más lento de lo que todos pensarían y que todo tendrá que ver con la manera en que los bancos regulen las tasas de interés al consumidor, sus propias tasas de interés y cómo los gobiernos manejen el IPC, también conocida como la inflación.
Todos estos factores inciden directamente en el cálculo de los promedios de Euríbor, que es un indicador al que se le quitan el 15% de las tasas de interés más elevadas y el 15 % de las tasas de interés más bajas, y con el restante se realiza el promedio que es lo que finalmente se publica bajo ese nombre.
Gracias a que se espera que el Euríbor siga su curso negativo al menos durante los próximos 2 o 3 años, las hipotecas no se verían especialmente afectadas, aunque sí se encarecerían mínimamente, pero aún estando por debajo del valor de la cuota fija inicial de esta clase de préstamos. Lo que sí ocurriría en todo caso es que, en lugar de ahorrar un 2 % del pago de la cuota, se ahorraría 1,5 % o 1 %, lo que se traduciría en un aumento del 1 % de los pagos de cuotas, pero que en realidad sigue estando muy por debajo de lo que muchas personas tendrían que pagar.
Finalmente, los expertos concluyen en que aunque el Euríbor tuvo mínimos a mediados de 2019, que se esperaría no se repitiesen en el corto plazo, el IPC tendría una importante influencia en el valor nominal y real del dinero, lo que llevaría a los bancos a prestar a un tipo de interés aún más negativo, por lo que aquellos valores pudieran volver a verse con mayor frecuencia. Toda acción de los gobiernos, empresas y acuerdos regionales por contrarrestar los efectos de la inflación -con las causas que fueren el origen- estarán relacionadas con el incremento del Euríbor, por lo que mantenerse al tanto de estas informaciones será casi tan importante como estar atentos a la actualización del índice, del que cada banco tomará un tipo de índice para su oferta hipotecaria.
Fuente: https://simulador-hipoteca.com/
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