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La pandemia llegó para hacer saltar en pedazos todo, entre lo que se encuentra la generosidad. Pero desgraciadamente, este hecho es algo que ya existía de antemano.
Generosidad, empatía, solidaridad, son algunos de los valores que la sociedad ha ido anestesiando, porque ahora prima el yo y los míos, pero nadie más.
Es triste reconocerlo, pero esta ausencia progresiva de dichos valores no se puede achacar por completo a la pandemia, aunque sí ha tenido que ver en su acelerado descenso.
La generosidad ha quedado afectada de forma negativa en la sociedad
Un estudio internacional en el que participa la Universidad de Granada (UGR) indica a través de un estudio, que la generosidad de las personas se vio negativamente afectada por la pandemia del coronavirus.
Esto surgió debido a la incertidumbre y la crisis socioeconómica que generó la pandemia de covid-19 en su peor periodo, durante el 2020.
Los meses de confinamiento general de la población provocado por la pandemia afectaron a la ciudadanía de muchas formas, influyendo en su comportamiento y perspectivas.
El estudio internacional, desarrollado a través de un experimento de economía del comportamiento ejecutado durante el 20 y el 25 de marzo de 2020, demostró que la generosidad de las personas fue menor en esos días del confinamiento.
Los investigadores dieron una posible explicación a los resultados y dijeron que una amenaza como la de la pandemia del covid-19 puede disminuir la generosidad hacia personas que no se consideran parte del propio grupo, pero aumentar la solidaridad dentro de los círculos sociales más cercanos, o desviar la solidaridad hacia la causa social más significativa.
Aunque parece que no está todo perdido, falta hacer crecer la empatía
Está claro que no podemos meter en el mismo saco a toda la sociedad, pues existen personas que colaboran activamente con causas que necesitan de la generosidad, y numerosos colectivos que trabajan por buscar esa empatía de la población.
Pero sí que es cierto que si esperábamos que la pandemia nos hiciera salir mejores, en muchos casos lo que sí ha salido reforzado ha sido el egoísmo.
Los momentos duros vividos, el encierro, y todas las experiencias acontecidas en este periodo de tiempo, junto al futuro poco alumbrado que parece avecinarse, han hecho que muchas personas cambien su mentalidad y padezcan de enfermedades mentales.
Por muy duro que sea el camino, no podemos olvidar que la solidaridad y la empatía son actos que nos acaban ayudando a todos, por lo que dejarla a un lado y olvidar esos valores importantes para la convivencia en ciudadanía solo pueden traer resultados bastante negativos para todos.
Pero no todo está perdido, sigue habiendo miles de personas que vuelvan su generosidad, como estamos viendo, con las situaciones como las que se están viviendo en Ucrania, y es en eso momentos cuando podemos, mirándonos los unos a los otros, no dejarnos hundir en lo más negro.
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