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Activistas de Greenpeace a bordo del Arctic Sunrise han confiscado parte de las artes de pesca de dos palangreros industriales de la UE en el Atlántico Norte -uno de los cuales operaba en un Área Marina Protegida-, con lo que han retirado 30,2 kilómetros de palangre, incluidos 286 anzuelos.
Esos 30,2 kilómetros suponen un 2,5 % de la longitud total, puesto que la línea de palangre en el agua en un día promedio de pesca en el Atlántico Norte mide unos 1.200 kilómetros, según señaló este jueves Greenpeace.
Además, los activistas liberaron un tiburón azul, especie catalogada como ‘casi amenazada’ en la Lista Roja de Especies Amenazadas, siete peces espada y otras especies marinas atrapadas en el sedal.
La pesca industrial hace daño a los ecosistemas, y más si están protegidos por la ley
“Solo hemos podido confiscar una pequeña proporción de los palangres, pero lo que hemos encontrado evidencia los horrores de las pesquerías industriales. España es el líder mundial en comercio de carne de tiburón. ¿De qué sirve proteger un lugar si todavía se permite esta destrucción ambiental?”, apuntó María José Caballero, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace España, a bordo del Arctic Sunrise.
Según Greenpeace, la pesca industrial en el Complejo de Montes Submarinos de Milne (un Área Marina Protegida) deja muy en evidencia los retos para proteger adecuadamente este tipo de zonas en aguas internacionales.
La pesca con palangre, que consiste en un hilo largo del que cuelgan otros con anzuelos, es legal en el Atlántico Norte, pero cualquier pesca industrial tiene un impacto en el ecosistema entero.
Según ha comprobado Greenpeace, los palangreros de la zona están pescando tiburones y peces espada, y la pesquería se ha transformado para depender de la captura incidental de tiburones y seguir siendo rentable.
Una reciente investigación de Greenpeace España y Greenpeace UK mostró imágenes impactantes de tiburones juveniles muertos.
Greenpeace denuncia la hipocresía de los gobiernos de España y de Reino Unido
“La UE y sus estados miembros como España afirman que son campeones de la protección de los océanos, mientras que sus flotas pesqueras causan daños ambientales en el mar. Es hipocresía a escala industrial”, recalcó Caballero.
Por ello, Greenpeace pidió a los líderes políticos que finalicen un Tratado Global de los Océanos en las negociaciones de la ONU en agosto. “Si no se llega a un acuerdo sólido, será casi imposible cumplir con el 30x30: tener un 30 % de los océanos del mundo completamente protegidos para 2030. Los científicos señalan que éste es el mínimo requerido para que los océanos tengan capacidad para recuperarse”, concluyó la ONG.
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