La necesidad de ajustar los horarios de sueño en guarderías para el bienestar infantil

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05/10/2024 - 11:30
Bebé dormido

Lectura fácil

Cada año, miles de familias en España se enfrentan a la adaptación de sus bebés a los horarios de las guarderías tras el final del permiso de maternidad o paternidad.

A menudo, se topan con una situación frustrante ya que muchas guarderías no ajustan las rutinas de sueño a las necesidades de cada niño, sino que esperan que todos se adapten a los mismos horarios, sin tener en cuenta sus diferencias individuales.

La ciencia del sueño infantil adapta los horarios a las necesidades de los bebés

Marina Ametller, especialista en sueño infantil y fundadora de Xanababy, ha invertido años en investigar los patrones de sueño de numerosos bebés mediante un método matemático basado en el modelo de los dos procesos de regulación del sueño: el ritmo biológico y la presión de sueño. Gracias a este enfoque, ha podido comprobar que los horarios comunes en muchas guarderías no se adaptan a las verdaderas necesidades de los más pequeños.

Los hallazgos son claros: los bebés de 0 a 4 meses requieren entre 3 y 4 siestas al día; los de 4 a 9 meses, necesitan 3 siestas; los que tienen entre 9 y 18 meses, requieren 2 siestas, y para los de 18 meses a 4 años, con una siesta es suficiente. Sin embargo, no solo es importante la cantidad de siestas, sino también las horas que los bebés permanecen despiertos entre cada una.

La adaptando las ventanas de vigilia según la edad

Ametller señala que la "presión de sueño", influenciada por la actividad neurológica y la acumulación de adenosina, no se acumula de forma lineal, sino que sigue una curva. Esto implica que el tiempo ideal que un bebé puede permanecer despierto varía a lo largo del día y según su fase de sueño. Por ejemplo, para bebés de 9 a 12 meses, la primera ventana de vigilia debe ser de 3 horas, la segunda de 3.5 horas, y antes de dormir, 5 horas. En el caso de los bebés de 12 a 18 meses, las ventanas son de 4, 4.5 y 5 horas, respectivamente.

Sin embargo, en muchas guarderías, los bebés de estas edades tienen horarios de siestas programadas entre las 12 y las 13 horas, lo que resulta en períodos de vigilia excesivamente largos, de entre 5 y 7 horas. Esto puede ocasionar dos problemas principales: que el bebé se sobreestimule y tenga dificultades para dormir, o que duerma en exceso.

Ambas situaciones afectan la regulación del sueño, causando frecuentes despertares nocturnos o largos periodos de vigilia durante la noche. Esto impacta no solo al bebé, sino también a los padres, quienes deben levantarse para atenderle.

Un llamado a la acción

Las repercusiones de estos despertares nocturnos son significativas. Los padres pueden experimentar falta de sueño, lo que aumenta el riesgo de accidentes laborales y de tráfico, además de afectar su desempeño diario. Por ello, Ametller enfatiza la urgente necesidad de que las guarderías ajusten sus horarios de sueño. Sugiere incorporar momentos de relajación antes de las siestas, en un ambiente con poca luz y silencio, para garantizar que los bebés duerman mejor tanto en la guardería como en casa por la noche.

Con esta modificación en los horarios y el entorno, tanto los bebés como las familias podrían mejorar notablemente su calidad de vida. "Dormir bien es un derecho de todos, y las guarderías deben ser aliadas en este proceso", concluye Ametller.

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