Lectura fácil
En España, la media de hijos por mujer es de 1,16, una de las cifras más bajas de Europa y la segunda menor de la Unión Europea. Esta tendencia, que refleja un fenómeno global, podría llevar a una disminución de la población mundial a partir de 2030. Factores sociológicos y económicos están detrás de este descenso.
Criar a un hijo en España supone un coste muy elevado
En España, las mujeres tienen de media 1,16 hijos, una cifra que refleja un mínimo histórico y es la segunda más baja de la Unión Europea. Este fenómeno, que se repite en otros países, podría causar una reducción de la población mundial a partir de 2030. Las razones del descenso en la natalidad van desde factores sociológicos hasta dificultades económicas.
El presidente Pedro Sánchez reconoció en el Congreso que muchas familias optan por no tener hijos, algo que debe respetarse, y afirmó que es poco realista esperar un retorno a la tasa de fecundidad de 2,1 hijos por mujer, necesaria para el crecimiento demográfico.
El coste de criar un hijo en España ha crecido significativamente en los últimos años. Según estudios recientes, la crianza completa de un hijo hasta los 31 años asciende a más de 330.000 euros, una cifra equivalente al coste de una vivienda de 70 metros cuadrados en Madrid. Este encarecimiento, que supera el aumento de salarios y precios, pone en riesgo la economía de muchas familias, especialmente aquellas con ingresos limitados o sin ahorros previos.
Los hijos mayores enfrentan mayores dificultades económicas
Además, datos del INE muestran que las familias con hijos enfrentan mayores dificultades económicas. En 2022, el 10% de los hogares con dos adultos y niños reportaron problemas serios para llegar a fin de mes, cifra que aumenta en hogares monoparentales, alcanzando un 21,1%. Estas condiciones reflejan la presión financiera que enfrentan las familias y explican, en parte, el descenso de la natalidad.
En 2022, el 23,4 % de los hogares con hijos en España estaban en riesgo de pobreza, un aumento respecto a 2019, mientras que en los hogares monoparentales la cifra alcanzaba el 45 %.
Este problema se debe a la distribución desigual de los ingresos, ya que muchas familias destinan gran parte de su dinero a la crianza y educación. Además, la precariedad laboral y las dificultades para conciliar trabajo y familia dificultan aún más la planificación familiar, lo que contribuye a la baja natalidad.
Las ayudas a la infancia no frenan la baja natalidad
Las ayudas a la infancia en España no han logrado frenar la baja natalidad. Según la Comisión Europea, el gasto en ayudas a la crianza es uno de los más bajos de la UE en relación con el PIB per cápita. España ocupa el tercer lugar en cuanto a menor inversión, por detrás de países como Austria y Polonia.
Además, el sistema de ayudas y prestaciones es ineficiente: el 70 % de ellas no están orientadas a reducir la pobreza infantil, y de las que sí lo están, solo un 10 % son efectivas.
A pesar de este panorama, las ayudas no han logrado impulsar significativamente la natalidad. Aunque en la primera década del siglo XXI existía una correlación positiva entre gasto en políticas familiares y tasas de fecundidad, en la actualidad esta relación ha desaparecido. Incluso en países con altos niveles de gasto, como Finlandia, la fecundidad ha seguido descendiendo.
Esto sugiere que, aunque las políticas de apoyo son necesarias, los incentivos económicos por sí solos no son suficientes para aumentar la natalidad.
Añadir nuevo comentario