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Los ictus se relacionan con el estrés. Un individuo previamente predispuesto a sufrirlo en una situación de estrés intenso puede terminar desencadenando en un accidente cerebrovascular, independientemente a lo joven que pueda ser.
Síntomas de sufrir un ictus
En los jóvenes es poco común. Es más típico ver este tipo de patología en personas con 55 años o más, siendo la primera causa de muerte en mujeres y la segunda causa de muerte en hombres en España, según datos del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (GEECV-SEN) publicados por la Federación Española del Ictus.
Sin embargo, reconocer este accidente cardiovascular no es tan fácil como podría serlo un infarto. Cuando se sufre un dolor de pecho, la mayoría de los individuos opta por acudir a un servicio de urgencias para confirmar o descartar si su corazón está sufriendo, aunque el dolor debe tener unas características determinadas y acompañarse de otros síntomas del infarto.
1 de cada 3 menores de 45 años no sabrían reconocerlo
Pero identificar un accidente cerebrovascular es más complicado, como ya sugirió un estudio publicado en 2016: hasta 1 de cada 3 menores de 45 años no sabrían reconocer un accidente cerebrovascular , y muchos esperarían o evitarían ir al hospital. Y ante una dolencia, la rapidez es esencial, dado que hasta la fecha el denominado 'Código Ictus' implica atender a un paciente durante las primeras 3-4.5 horas desde que se inician los síntomas. Aunque estas guías están empezando a actualizarse en algunas comunidades autónomas, que llegan a permitir el paso de 24 horas según el caso.
Dado que los casos de accidentes cerebrovasculares han aumentado hasta un 53 % entre los jóvenes de entre 18 y 45 años en las últimas tres décadas, saber reconocerlo es primordial, y existen algunos síntomas a tener en cuenta. Si se detecta alguno de ellos, hay que acudir inmediatamente a un servicio de urgencias para valorar pruebas complementarias.
¿Cuáles son los síntomas más detectables?
Según los expertos, todos los síntomas mencionados pueden aparecer de forma conjunta o en solitario. Pero, cuando alguno de ellos se produce de forma brusca y sin causa aparente, solicitar atención médica es esencial.
Pérdida brusca de fuerza
La pérdida brusca de la fuerza es un síntoma común, aunque no siempre está presente, dependiendo de la zona cerebral donde se desarrolle el ictus. Se trata de una pérdida de fuerza o movilidad bruscas, que puede afectar a un brazo, una pierna, o incluso media parte del cuerpo. También hay que observar que la boca esté en su sitio, ya que en ocasiones se dobla y es un síntoma evidente.
Pérdida o alteración del habla
Otro síntoma es habitualmente la pérdida repentina de la capacidad del habla, o bien dificultad para establecer la misma. Cuando se produce una dificultad para articular palabras se llama disatria. Sin embargo, cuando existe dificultad para expresarse o ser entendido, estamos ante una afasia, la cual puede ser verbal o incluso cuando se intenta escribir o hablar en lengua de signos.
La disatria afecta directamente a las cuerdas vocales, y por eso cuesta articular palabras; la afasia afecta a una zona cerebral responsable del habla.
Pérdida o alteración de la sensibilidad
Se trata de un síntoma más complicado de ver y reconocer que los anteriores. Es una pérdida de sensibilidad, donde el individuo afecto por un accidente cerebrovascular describe "acorchamiento", "hormigueo" o en ocasiones "calambres" de inicio brusco. Como sucede con la pérdida de fuerza, suele describirse en un solo brazo, una sola pierna, media cara, o bien en media parte del cuerpo.
Pérdida o alteración de la visión
La pérdida de visión o ceguera de un ojo o ambos, de forma brusca y sin causa aparente, debe ser estudiada lo más pronto posible. En ocasiones se produce una pérdida de visión transitoria, volviendo a ver de forma habitual en segundos o minutos. En este caso se llama amaurosis fugax, la cual puede tener su origen directamente en el mismo nervio óptico, o bien en algún trastorno cerebral, como sería el caso de los ictus.
Sensación de vértigo, inestabilidad y confusión brusca
Uno de los síntomas menos específicos del accidente cerebrovascular es el mareo y la inestabilidad, los cuales pueden ser debidos a otras patologías molestas pero mucho menos graves, como un vértigo común, donde se produce un mareo tipo rotatorio (giran las cosas alrededor), náuseas, vómitos, inestabilidad para caminar, y en ocasiones zumbidos en los oídos.
Dolor de cabeza brusco e intenso
Finalmente, está el dolor de cabeza o cefalea, una de las enfermedades más comunes en el día a día, pero que puede tener diferentes niveles de intensidad. Existen multitud de tipos de dolores de cabeza, siendo los más comunes la conocida como cefalea tensional, que se suele describir como un dolor "como si un casco apretase la cabeza", y que puede iniciarse en la nuca, o bien en la frente, y afectar a toda la cabeza.
Por su parte, está la migraña, que suele afectar a media cabeza y acompañarse de náuseas, vómitos, molestias frente a la luz, el sonido y en ocasiones a los olores, e incluso lagrimeo.
En resumen, no ver bien, la dificultad para hablar, sonreír, soplar, levantar los brazos y sacar la lengua hacia un lado pueden ser síntomas de un ictus pero en lo que debemos fijarnos es en si de repente la boca está torcida. En ese caso habría que llamar al 112 y esperar a una ambulancia.
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