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En 2024, un 22,3 % de los inquilinos que pagan su alquiler a precio de mercado y un 26 % de quienes abonan una renta inferior a ese valor enfrentaron dificultades para cubrir gastos relacionados con la vivienda, como el pago de la luz, el gas o el propio alquiler, según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE.
Las diferencias entre inquilinos y propietarios
Este porcentaje contrasta con el 6,9 % de propietarios que reportaron problemas similares. Entre ellos, el 13 % tiene una hipoteca y el 3,9 % ya ha pagado por completo su vivienda. Las diferencias en las condiciones económicas entre inquilinos y propietarios también se reflejan en la posibilidad de comprar un coche, ya que un 17,7 % de las personas alquiladas que pagan renta de mercado y un 15,4 % de los que abonan un alquiler más bajo afirmaron no poder permitírselo, frente al 3,4 % de los propietarios.
Por otro lado, el 57 % de los inquilinos que pagan un alquiler medio declaró que tendría dificultades serias para afrontar un gasto inesperado, mientras que en el caso de los propietarios, este porcentaje se reduce al 28 %. Además, el 43,4 % de los arrendatarios que pagan renta de mercado y el 48,7 % de los que pagan menos no pueden permitirse una semana de vacaciones al año, frente al 27 % de los propietarios.
Ingresos
En cuanto a la renta, el 24,3 % de los inquilinos que pagan menos del precio de mercado pertenecen al primer decil de ingresos, es decir, están entre el 10 % de la población con menos ingresos mensuales. Además, el 66,2 % de ellos gana menos de 18.000 euros brutos anuales, lo que los sitúa dentro de los cuatro deciles de renta más bajos.
Una situación similar se observa entre quienes pagan alquiler a precio de mercado, ya que el 56,5 % de ellos se encuentra en los cuatro deciles inferiores de ingresos, mientras que solo el 33,8 % de los propietarios está en esa franja.
En el extremo opuesto, dentro del último decil de renta (aquellos con ingresos superiores a 60.000 euros brutos anuales), el 12 % son propietarios, pero solo el 4,7 % son arrendatarios.
El INE también señala que el 31,8 % de los inquilinos que pagan alquiler a precio de mercado y el 41,5 % de quienes pagan por debajo de mercado están en riesgo de pobreza. En comparación, esta tasa desciende al 14,9 % en el caso de los propietarios, casi cinco puntos por debajo de la media nacional (19,7 %).
El impacto del alquiler en el riesgo de pobreza
El riesgo de pobreza aumenta cuando se utiliza el indicador Arope, que considera factores como la pobreza, la carencia material y la baja intensidad laboral en el hogar. Según este indicador, el 42,4 % de los arrendatarios que pagan un alquiler al precio medio del mercado está en riesgo de pobreza, porcentaje que asciende al 50,2 % entre quienes abonan alquileres por debajo de la media. En el caso de los propietarios, este riesgo se sitúa en el 19 %.
Asimismo, el 18,7 % de las personas alquiladas enfrenta una situación de carencia material y social severa, en contraste con el 5,2 % de los propietarios.
En cuanto a la renta de los hogares, los propietarios tienen un ingreso medio de 39.841 euros anuales, mientras que los inquilinos que pagan alquiler a precios de mercado perciben 30.000 euros. Si se considera el alquiler imputado, la renta de los propietarios asciende a 46.000 euros al año.
Un país de propietarios
En términos generales, el 73,6 % de los españoles es dueño de la vivienda en la que reside, mientras que el 20,4 % vive de alquiler. Dentro del grupo de propietarios, el 24,7 % aún paga una hipoteca y el 48,8 % ya no tiene cargas sobre su vivienda.
El porcentaje de propietarios varía según el tipo de hogar. El 67,2 % de las personas que viven solas poseen su vivienda, mientras que más de un tercio de las familias numerosas (con cinco o más miembros) reside en alquiler (33,8 %). Además, el 31,9 % de las familias monoparentales alquila su vivienda, frente al 21,9 % de los hogares con niños donde ambos progenitores están presentes.
El alquiler es más frecuente en las zonas de alta densidad poblacional (23,5 %) que en ciudades medianas (19 %) o en áreas con baja densidad de población (10,9 %).
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