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Los proyectos centrados en crear una agricultura sostenible y comprometida con el planeta son muchos y muy variados. Entre ellos podemos encontrar el Jardín de Nemo.
Antes de centrarnos en este novedoso proyecto, hemos de recordar como la agricultura realizada de manera insostenible acaba repercutiendo directamente en la salud del planeta.
Por intentar cubrir la necesidad de los humanos, acabamos dañando al ecosistema que se encarga de darnos alimentos, así como a otros ecosistemas y otras especies, incluidos a nosotros mismos.
El Jardín de Nemo quiere acabar con los problemas que causa la agricultura dañina
Pero gracias a la actividad científica, son muchos los que luchan por contribuir con el planeta y no seguir cebando a la actual crisis climática y energética que planea sobre nosotros.
Dentro de estas iniciativas sostenibles, centradas en la agricultura sostenible nos encontramos con el Jardín de Nemo, un proyecto que por ahora es experimental, ya que se está probando la viabilidad de los invernaderos submarinos.
Si, como estás leyendo, invernaderos submarinos para poder conservar agua y energía, cultivando plantas bajo el agua de los mares y océanos.
La instalación se encuentra situada al noroeste de Italia, frente a la costa del pueblo Noli. Allí, sumergido bajo el agua el Jardín de Nemo tiene unas nueve burbujas de plástico transparente que parecen estar flotando bajo el agua.
Estas burbujas reciben el nombre de biosferas, y cuentan con aire atrapado perfumado con el aroma de las hierbas en su interior. Son unas cúpulas de plástico que están equipadas con un material hidropónico, semillas de plantas y ventiladores que sirven para hacer circular el aire.
En el Jardín de Nemo cada cúpula actúa como una estación espacial pero en miniatura, tal y como explicó su inventor, Sergio Gamberini, además de director general de Ocean Reef, una empresa italo-americana que se dedica a fabricar equipos de buceo.
Cultivar alimentos sin desalinizar agua en países costeros áridos
El Jardín de Nemo nació con la idea de poder dar una ayuda a aquellos países costeros que presentan una elevada aridez. De esta forma podrán cultivar más alimentos sin tener que gastar mucho dinero para desalinizar el agua para los cultivos.
Las impresionantes fotografías del Jardín de Nemo pertenecen al fotógrafo Luca Locatelli, que visitó el lugar para poder explorar sus biosferas y probar el rico pesto elaborado con la albahaca submarina del proyecto.
"Necesitamos a alguien que piense en cosas locas (no sólo en inventos corrientes) que surjan de una verdadera pasión. Puede que sea algo, puede que no, pero me gusta que alguien sea tan valiente como para invertir dinero en algo así", comentó el fotógrafo sobre el Jardín de Nemo.
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