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Todos los espacios dedicados a las artes escénicas de titularidad pública (teatros públicos) o que reciben financiación pública, deberán ser accesibles para personas con discapacidad auditiva o visual el 1 de enero de 2026, mientras que los que funcionan con fondos privados disponen de plazo hasta el 1 de enero de 2030. A partir de entonces, todos estarán obligados a contar con bucles magnéticos y con sistemas que permitan la emisión de subtitulado y de audiodescripción.
Esto es, “tendrán que disponer de los recursos necesarios para garantizar el acceso a la cultura en igualdad de condiciones a este colectivo”, declaró a Servimedia Israel González, director gerente del Centro Español del Subtitulado y Audiodescripción (CESyA), centro asesor del Real Patronato sobre Discapacidad del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, gestionado por la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M).
Además de la eliminación de barreras y de muchos otros requisitos de accesibilidad, la norma ofrece garantías relativas a la accesibilidad de los bienes culturales.
Recalcamos que aunque se publicó en marzo de 2023, la parte referida a centros dedicados a las artes escénicas (teatros, danza, circo, conciertos…) de titularidad pública o beneficiarias de financiación pública entró en vigor el 1 de enero de 2025. Su aplicación para los espacios 100 % privados se retrasará al 1 de enero de 2029.
En ambos casos, establece un período de carencia de un año para que “aquellos espacios” que no dispongan de ninguno de los elementos de accesibilidad mencionados, los puedan incorporar. “Ahora bien, muchas salas ya disponen de ellos" en mayor o menor medida, sostuvo, y en su caso, la exigencia de accesibilidad ya ha comenzado”. "Lo mismo ocurrirá para los espacios de financiación privada a lo largo de 2029”.
Un paso hacia la inclusión en la cultura
Todavía están a tiempo. Los teatros que reciben fondos públicos en España tienen hasta final de este año para garantizar que sus instalaciones sean accesibles para personas con discapacidad sensorial. Esta medida busca promover la inclusión en el acceso a la cultura y eliminar barreras que han dificultado la participación de personas con discapacidad auditiva o visual en espectáculos en vivo.
La normativa obliga a que estos espacios cuenten con sistemas de apoyo como subtitulación en tiempo real, audiodescripción, bucles magnéticos y señalización adaptada para personas con discapacidad sensorial. Además, se espera que el personal reciba formación específica para atender a este colectivo de manera adecuada.
Según González, un aspecto interesante del Real Decreto es que “alude a un régimen de sanciones”. Esto es, las personas con discapacidad sensorial que a partir del 1 de enero de 2026 acudan a un teatro público y se den cuenta de que no es accesible, podrán quejarse y denunciarlo.
Ello “no significa que el 100 % de los espectáculos que se programen tengan que ser accesibles”, precisó. “El Real Decreto obliga a los espacios y dirige sus sanciones contra ellos”, describió, pero “son las compañías las que deben “diseñar una programación accesible”.
Es decir, una cosa es que la sala cuente con la tecnología necesaria para emitir subtitulado o audios que describen la escena y del técnico encargado de su lanzamiento, y “a esto se refiere la obligación”. “La producción de los textos y locuciones y su encaje es otra distinta y corre a cargo de las compañías”, que, de momento, “no tienen las mismas exigencias”.
Medidas clave para la accesibilidad sensorial en teatros
Para cumplir con esta normativa, los teatros públicos deberán implementar una serie de medidas, entre las que destacan:
- Subtitulación en tiempo real: permite a las personas con discapacidad auditiva seguir los diálogos y sonidos del espectáculo a través de texto proyectado en pantallas o dispositivos móviles.
- Audiodescripción: un servicio que proporciona descripciones detalladas de las escenas, vestuarios y acciones a personas con discapacidad visual mediante auriculares especiales.
- Bucles magnéticos y sistemas de sonido adaptados: facilitan la escucha para personas con audífonos o implantes cocleares al eliminar ruidos de fondo y mejorar la claridad del sonido.
- Señalización accesible y formación del personal: carteles en braille, pictogramas y asistencia personalizada garantizarán una mejor orientación dentro del teatro.
Impacto y desafíos de la nueva normativa
Esta medida supone un avance en la accesibilidad cultural y el cumplimiento de derechos fundamentales para las personas con discapacidad. Sin embargo, también representa un reto logístico y económico para muchos teatros, que deberán adaptar sus infraestructuras y procesos en un tiempo limitado.
Organizaciones defensoras de la accesibilidad celebran la iniciativa, pero advierten que será necesario un seguimiento riguroso para garantizar que las adaptaciones sean efectivas y no queden solo en propuestas teóricas. La inclusión en la cultura es un derecho, y la accesibilidad en los teatros es un paso clave para garantizar que todas las personas puedan disfrutar de las artes escénicas sin barreras.
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