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José Luis Mora Espinosa vino al mundo en Madrid en 1991 con una rara condición llamada artrogriposis múltiple congénita, que limita el desarrollo de músculos y articulaciones.
Los médicos pensaban que José Luis Mora no sobreviviría más allá de su primer día. Sin embargo, hoy, con 33 años, pinta utilizando la boca, estudia Psicología, ha presentado su obra en lugares como el Museo Reina Sofía, Lisboa y el Prado, y es protagonista de un documental que retrata su arte, su rutina diaria y su proyecto musical junto a su amiga “Las Bravas” con el que aspiran a llegar al Benidorm Fest.
José Luis Mora desafía las barreras
Con frescura y mucho humor, José Luis Mora desafía estereotipos y demuestra que el arte, la discapacidad y la vida pueden ser cualquier cosa menos monótonos.
Nacido en el Hospital de La Paz, pasó su infancia entre terapias de rehabilitación y pinceles atados a cintas en su cabeza. Según él mismo cuenta, su condición médica "causa rigidez en las articulaciones y debilita los músculos, que si no se trabajan pueden convertirse en grasa". Comenzó a pintar a los 3 años utilizando la cabeza y, más adelante, la boca. A los 9 fue aceptado como becario en la Asociación de Pintores con la Boca y con el Pie, siendo el primer niño en lograrlo a nivel mundial. Desde entonces, su desarrollo como artista no se ha detenido.
Una vida dibujada con los labios
Cuando le preguntan qué les diría hoy a aquellos médicos que no creían que sobreviviría, José Luis Mora responde con ironía que “Solo les diría que estas 24 horas que me dieron se me están haciendo un poco largas”. Pese a los obstáculos, se muestra conforme con su recorrido: “Mi vida es bastante buena, como la de cualquiera, con momentos buenos y malos”.
Al principio, la pintura no fue una elección, sino algo impuesto. “De niño le decía a mi madre que no quería seguir pintando. Prefería salir con mis amigos antes que quedarme en casa con una profesora”, rememora. Sin embargo, con el tiempo, al descubrir técnicas distintas al óleo como el carboncillo, la sanguina o los lápices de colores, la pintura se fue convirtiendo en su forma de expresión.
Su marca personal: un guiño geek entre pinceladas de óleo
José Luis Mora describe su arte como una combinación entre paisajes al óleo de estilo clásico y elementos hiperrealistas que sorprenden al espectador: un Pokémon, un personaje de anime o una figura Funko. “Me gusta añadir a mis cuadros un detalle único que me identifique. Al principio escondía un globo aerostático, después llegaron los Pokémon. Quiero que cada obra tenga algo muy mío”.
Uno de sus trabajos más ambiciosos fue un gran lienzo en el que integró decenas de figuras Funko camufladas en una selva. “Es como un ‘¿Dónde está Wally?’ para fans de la cultura pop. Aparecen la bruja de Blancanieves, el genio de Aladdín, personajes de Juego de Tronos… Me lo paso genial haciéndolos”.
Aunque sus obras favoritas cambian con el tiempo, admite que la serie inspirada en Pokémon le está dando muchas satisfacciones: “He pintado a Pikachu como capitán de un barco, o a Bulbasaur en un paisaje que recuerda a Zelda: Breath of the Wild”.
La vivencia en el Prado y el reconocimiento obtenido
En 2023, por iniciativa propia, tomó la decisión de pedir autorización para pintar en el Museo del Prado. Después de pasar un proceso de selección, fue aceptado. Optó por realizar una copia de la poderosa obra Saturno devorando a su hijo, de Goya. “Ese cuadro me fascina porque despierta emociones intensas. No puedes mirarlo sin sentir algo. Eso es justo lo que quiero lograr con mi arte”.
José Luis Mora se sintió particularmente reconocido al enterarse de que a otros artistas no les habían dado acceso: “Fue entonces cuando comprendí que me aceptaron por la calidad de mi trabajo, no por lástima. No fue un ‘pobrecito, démosle una oportunidad’. Me eligieron porque realmente lo merezco”.
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