Los juguetes más sencillos son los que más favorecen a la imaginación, según los expertos

Los avances de la tecnología no son ajenos a nadie, ni si quiera a los más pequeños. Esta tecnología también se ha ido implementando en los juguetes que podemos encontrar hoy en día en las tiendas, y sí, son cacharros que pueden llegar a hacer cosas increíbles y más si nos pasamos al plano de los videojuegos. Sin embargo, cada vez más expertos defienden que un juguete sencillo tiene mucho más que ofrecer para el desarrollo de la imaginación de los niños, que aquellos más espectaculares.

Así lo considera la profesora de Psicología del Desarrollo de la Universidad Abat Oliba CEU, Clara Valls. En una entrevista facilitada para Servimedia, la experta remarcó el hecho de que "los niños aprenden jugando" por lo que a la hora de elegir juguetes para ellos, es preferible optar por uno sencillo ya que la imaginación del niño se ve favorecida cuando “percibe que está en un entorno en el que se le permite expresarse, decidir qué material toma y cómo lo utiliza”.

Una mayor sencillez, sobre todo en los juguetes infantiles

El desarrollo de la imaginación, sobre todo en los primeros años de vida, es esencial para que el niño o la niña, pueda tener unas mayores herramientas de aprendizaje, por lo que estimularla suele ser una de las prioridades de los padres. En este sentido, Valls comenta que los juguetes deben estar dirigidos a “la manipulación de objetos y el juego simbólico”. Esto es lo que les permite “interiorizar aprendizajes”.

De ahí que la simpleza sea un valor. Por el contrario, los materiales “más estructurados, con funciones más definidas”, como sería el caso de juegos con botones que accionan sonidos y movimientos, restringen el campo de acción a la imaginación. Siguiendo esta misma línea, tenemos a los juguetes que incluyen tecnologías digitales. Como explicó esta especialista, en dosis reguladas, las tecnologías bien empleadas tienen mucho potencial desde el punto de vista educativo.

Sin embargo, también remarca, que esta exposición debe ser medida, además de priorizar “la manipulación de objetos - como tal- que conduce a la interiorización de los aprendizajes”. Por otro lado, también se hace un especial hincapié en promover aquellos juguetes o juegos que impliquen la socialización y las relaciones familiares, volviendo a hacer una llamada a los padres para que se conviertan en parte del juego.

El juego como vía de aprendizaje también emocional

No se trata solo de aprender lo colores, a sumar o a desarrollar la imaginación. También es positivo contar con juguetes o juegos que favorezcan al aprendizaje emocional de los niños. En este sentido, la participación de los padres o del entorno familiar será esencia. Valls explica que cuando los padres entran 'en juego', “los más pequeños (1,5 años - 5 años) podrán relajarse, expresarse y desarrollar sus habilidades sociales y su creatividad y lo más importante fortalecer el vínculo con sus padres”. Algo que a la larga favorecerá su capacidad de generar resiliencia y establecer relaciones de vínculos más sanas.