Lectura fácil
Washington, 13 dic (EFE).- EE.UU. está cerca de lograr su objetivo de cerrar el año con una inflación interanual en torno al 2 % después de que el Índice de Precios al Consumo (IPC) registrara en noviembre una subida del 0,4 % y se situase en el 2,2 % en lo que va de año, según informó hoy el Departamento de Trabajo.
Después de que durante años el escaso crecimiento económico del país estuviera lejos de motivar un aumento de los precios, el actual Gobierno se había propuesto que la inflación alcanzara una meta del 2 %, objetivo que alcanzado el pasado mes de octubre.
La ligera subida de 0,4 puntos porcentuales confirmada hoy, sustentada en la escalada de los precios de los combustibles (7,3 %), supone ir más allá de la meta marcada a falta de menos de un mes para cerrar el año.
Este crecimiento era especialmente demandado por la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, que durante años se opuso a alterar los tipos de interés debido, precisamente, a la falta de crecimiento que arrastraba el país tras la crisis financiera de 2009.
Sin embargo, el aumento de los precios que comenzó a registrarse a comienzos de año dio margen al banco central estadounidense para comenzar a subir los tipos de interés, que habían permanecido estables entre el 0 % y el 0,25 % desde finales de 2008.
Desde que empezó a notarse la recuperación económica, la Fed ha defendido un enfoque prudente, sin apresurar la normalización monetaria, ante el temor de que pueda deprimir la economía, que parece haber recuperado su salud tras la aguda crisis.
En lo que va de año, ya ha subido hasta en tres ocasiones los tipos de interés, que actualmente se sitúan entre el 1 % y el 1,25 %, y está previsto que hoy mismo la Fed, que inició este martes su habitual reunión de dos días, confirme un más que probable cuarto aumento.
Esta podría ser la última decisión de la actual presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, puesto que está previsto que Jerome Powell la sustituya a comienzos de febrero, si bien aún debe ser confirmado por el Senado.
Esta tendencia positiva en la economía de la mayor economía del mundo se ha visto reforzada por los últimos datos de desempleo que, si bien en septiembre registró la primera bajada mensual en siete años debido al impacto de los huracanes Harvey e Irma, se situó en octubre en su nivel más bajo en 17 años, el 4,1 %.
La gran lacra económica en Estados Unidos en estos momentos es el déficit comercial que, según los últimos datos registrados en octubre, creció un 8,6 % dejando un saldo total de 48.700 millones de dólares, por encima de las expectativas y en su máximo nivel desde enero.
El fuerte incremento del déficit podría lastrar el crecimiento del producto interior bruto (PIB), que en la lectura del último trimestre se ubicó en un saludable 3,3 %.
En los que va de 2017, el déficit representa un 3,5 % del PIB, por encima del 3,2 % registrado en 2016.
Cabe destacar que estas previsiones no incluyen la propuesta de reforma fiscal aprobada por el Congreso y que se espera sea sancionada antes de finales de año por el presidente estadounidense, Donald Trump, que incluye un agudo recorte de impuestos y, por consiguiente, de los ingresos federales.
Esta reforma fiscal aumentará el déficit presupuestario en 1,4 billones de dólares en los próximos 10 años, según las estimaciones de Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), aunque el Gobierno de Trump asegura que será compensado por el impulso adicional generado sobre la actividad económica.
Por este motivo, el aumento de los precios durante estos últimos meses, antes de que la reforma fiscal entre en vigor, es visto como un instrumento que servirá de baremo para evaluar los efectos de las medida económica estrella del actual Gobierno.
Añadir nuevo comentario