Lectura fácil
A pesar de que la lectura está estrechamente vinculada a numerosos beneficios académicos y sociales como la capacidad de expresarse, la gestión de la información, el pensamiento crítico o el aprendizaje de nuevos conocimientos, el último informe PIRLS reveló que los alumnos españoles han sufrido un retroceso de siete puntos en comprensión lectora. De hecho, este descenso en los resultados está significativamente por debajo de la media de la UE y de la OCDE.
En este contexto, comenzar a leer y tener un hábito desde las edades más tempranas es uno de los factores fundamentales para desarrollar la habilidad para extraer el significado de un texto. Por ello, Meira Koponen, desarrolladora de aprendizaje y experta en Pedagogía en Kahoot!, ofrece algunos consejos para fomentar la lectura en la edad en la que los menores pasan de aprender a leer a aprender leyendo.
Valorar la lectura, dentro y fuera de la escuela
La nueva ley LOMLOE sigue apostando para que se fomente la lectura en los centros educativos y se desarrollen hábitos que perduren en el tiempo, introduciendo la obligación de un tiempo diario en el aula. De tal forma, desde las administraciones se invierten grandes esfuerzos en mejorar la capacidad lectora de los alumnos pero, también hay que hacerlo fuera de las escuelas.
Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2022, elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España, el 64,8 % de los españoles disfruta de su tiempo libre leyendo libros. En este sentido, los padres deben aprovechar los momentos más tempranos de los infantes en los que imitan todo lo que ven, oyen y acontece alrededor suyo para convertirse en el mejor ejemplo para ellos.
A este respecto, Meira añade: “Si no encuentras tiempo para leer o no disfrutas con ello, ¿por qué debería hacerlo el pequeño? Los niños observan a los mayores y valoran todo lo que ellos hacen porque quieren parecerse a sus referentes. Así, una de las formas más eficaces para que un niño lea es ver leer”.
Asignar un tiempo específico
Hoy en día hay muchas cosas que compiten por la atención de un niño y la organización de su tiempo se convierte en un quebradero de cabeza. Por este motivo, establecer una rutina regular a través de la sugestión y no la obligación, es muy positivo. Por ejemplo, el pequeño puede elegir el cuento que quiere leer antes de acostarse, en el que se alterne el hecho de leer de páginas entre los padres y madres y los niños.
Asimismo, expertos de Kahoot! indican que “se pueden demostrar las posibilidades lúdicas que ofrece esta actividad con dramatizaciones alrededor de la lectura y establecer vínculos emocionales entre los participantes, ya sean familiares, amigos o incluso desconocidos”. Así, el niño comprenderá que esta rutina no solamente es algo que sirve para aprender, sino que es una forma de pasar un buen rato con otras personas.
Libros divertidos y variados
Aunque aprender a leer mecánicamente es un aspecto, el objetivo final es leer con precisión, fluidez y una comprensión profunda del contenido del texto. Esta habilidad mejora cuando se leen distintos tipos de textos y nos enfrentamos al reto de reflexionar sobre ellos.
Para conseguirlo, esta actividad debe ser divertida, por eso es importante elegir el libro adecuado. Hay que animar a los niños a que se apropien de sus elecciones, explorando una variedad de géneros y estilos para encontrar una historia o un estilo de escritura que resuene con ellos.
Las tecnologías como aliadas
Por desgracia, los libros se enfrentan a un declive global. Una tendencia notable es la disminución de la capacidad de atención: las redes sociales y los teléfonos quitan mucho más tiempo que antes, según el estudio anual de Qustodio, el cual revela que los menores españoles pasan una media de cuatro horas diarias fuera del aula conectados a una pantalla.
“Aunque es cierto que los teléfonos pueden restar tiempo a otras actividades, no es necesariamente una situación de o lo uno o lo otro”, apunta Meira. Se pueden leer libros en los teléfonos, escuchar audiolibros o conectarse a tu comunidad de lectores en línea para debatir y recibir recomendaciones. En un mundo en el que los más pequeños son nativos digitales, se deben aprovechar los recursos didácticos existentes en torno a las nuevas tecnologías que conviertan el proceso de aprendizaje en un juego en el que pueden sentir curiosidad y explorar, mientras disfrutan.
Aplicaciones como POIO, del grupo de la plataforma de gamificación y aprendizaje Kahoot!, pueden ayudar a aprender a leer y guiarlos en sus primeras experiencias lectoras, proporcionándoles un trampolín hacia un hábito de lectura para toda la vida. Al final del juego, los pequeños han leído un libro entero por sí solos, lo que es un momento de gran orgullo para los jóvenes lectores.
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