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El uso de drones se ha convertido en una práctica muy popular entre las personas de a pie. Cada vez es mayor la oferta de drones a precios asequibles, lo que permite el acceso a cada vez más personas. Además, estos dispositivos son cada vez más versátiles y potentes, lo que facilita que las personas tengan más capacidad de acción.
Esto no debería ser ningún problema, sino todo lo contrario. Es importante que la tecnología llegue al usuario corriente ya esto fomenta el desarrollo y la innovación y permite avanzar a la sociedad. Sin embargo, la democratización de la tecnología a veces es perjudicial para la misma, e incluso para los propios usuarios.
En este sentido, los pilotos de drones deben ser conscientes de la regulación que existe sobre el uso de estos dispositivos. La capacidad de volar y grabar hace que estos sean potencialmente peligrosos para la seguridad aérea y la privacidad de las personas.
La Agencia Estatal de Seguridad Aérea ha sido la encargada de diseñar la nueva regulación sobre el uso de drones que desarrollamos a continuación.
1. Matrícula ignífuga obligatoria
Según la llamada Ley de Drones, que regula el uso civil de aeronaves pilotadas por control remoto, todos los drones deberán llevar obligatoriamente una placa ignífuga con los datos del piloto. Es necesario llevarla independientemente de la forma en la que el usuario utilice el dron.
En la placa deberán figurar nombre y apellidos del piloto; teléfono de contacto; y número de serie del dron. De hecho, los establecimientos que vendan drones deberán apuntar los datos de los compradores y enviárselos a AESA, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea.
2. Límites de desplazamiento
En España los drones solo pueden volar a una altura máxima de 120 metros; mientras que, el peso no puede sobrepasar los 10 kilogramos. Si nos encontramos en una ciudad, el radio visual de desplazamiento de los drones será de 100 metros.
Además, deberán estar a una distancia de, como mínimo, 50 metros en horizontal con los edificios y las personas. Si el dispositivo pudiera suponer algún peligro para la población, AESA podría exigir determinadas medidas para minimizarlo, tales como reducir el radio visual.
3. No acercarse a los aeropuertos y zonas aéreas controladas
La Ley de Drones establece que, como mínimo, debemos mantener una distancia de 15 kilómetros con los aeropuertos mientras pilotamos un dron. Incumplir dicha regla podría suponer una multa de miles de euros. Algo lógico teniendo en cuenta que podría ponerse en peligro la vida de cientos de personas.
El piloto tampoco deberá enviar su aeronave no tripulada a zonas aéreas controladas.
4. Volar de día y con buenas condiciones
Otro requisito imprescindible para pilotar un dron es volar de día y en unas condiciones meteorológicas favorables, explican desde la plataforma Reclamador. Es una normal general que no afecta necesariamente a todos los drones, sino a los más pesados.
En este sentido, las aeronaves no tripuladas con un peso menor de 2 kilogramos sí pueden volar de noche. Eso sí, no deben superar los 50 metros de altura.
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