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Muchos de los chimpancés que nacen en países africanos son capturados por cazadores furtivos, separados de sus madres y vendidos a personas que los educan como si fuesen personas. Estos animales son tratados como mascotas: los visten con ropa de persona, los sientan a la mesa, los hacen lavarse los dientes... incluso, algunos los llevan de paseo por la calle en un carrito de bebés.
Lo que la gente no tiene en cuenta es que cuando estos chimpancés crecen, su fuerza se hace peligrosa e incontrolable. Entonces los encierran en una jaula. Con suerte, muchos acaban en el zoo, donde su vida allí no mejora mucho pero sobreviven a la vorágine de las ciudades.
El centro de recuperación de primates de la Fundación Mona, en Girona, España, acoge a muchos de estos chimpancés y estudian su comportamiento. Una investigación en la que participa dicho centro revela que después de su cautiverio, estos animales pueden sufrir nueve enfermedades psicológicas similares a las de los humanos, entre ellas: estrés postraumático, depresión y ansiedad.
Más de 20 chimpancés viven en centros de acogida para primates en España
Todos estos ejemplares participaron en el primer estudio científico desarrollado en una especie no humana en el que se evalúa empíricamente el repertorio completo de trastornos mentales del que la medicina tiene registro.
Yulán Úbeda, doctora en personalidad, bienestar y psicopatologías animales en la Universidad de Girona y líder de la investigación, afirma a EL PAÍS que hasta la fecha nunca nadie había medido de forma estadística todas las posibles enfermedades mentales en animales. Su trabajo, publicado en la última edición de la revista Journal of Veterinary Behavior, concluye que existen nueve categorías principales de diagnóstico de trastornos mentales para chimpancés muy similares a las de los humanos, con valores adecuados de fiabilidad y validez.
Úbeda y su equipo evaluaron las más de 200 patologías que se incluyen en el Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos, el principal sistema de clasificación de enfermedades mentales usado en humanos, para entender los comportamientos de los chimpancés.
Los primates sufren 9 categorías de trastornos mentales muy similares a las de los seres humanos
- Trastornos relacionados con la ansiedad, el trauma y los factores de estrés.
- Trastornos disruptivos, de control de impulsos y de conducta.
- Trastornos depresivos.
- Trastornos de ansiedad.
- Trastornos del neurodesarrollo.
- Trastornos bipolares.
- Desórdenes desinhibidos.
- Trastornos parafílicos.
- Estrés postraumático y derivado del pasado.
En las conclusiones del trabajo se lee: “Este estudio sugiere que los chimpancés pueden exhibir trastornos similares a algunas de las principales categorías establecidas para los humanos como resultado de experiencias potencialmente traumáticas”.
En el mundo solo se han publicado 10 artículos científicos relacionados con las enfermedades mentales de los chimpancés
La responsabilidad de los científicos es comprender lo que experimentaron estos animales en su pasado, sus limitaciones, necesidades y capacidades para proporcionarles un entorno adecuado y permitirles vivir una vida digna.
Trabajos como este suponen un primer acercamiento para abrir nuevas líneas de investigación científica que estén ligadas al beneficio de los animales.
El diagnóstico de trastornos psiquiátricos en animales podría traducirse en importantes aspectos relacionados con la conciencia, las implicaciones legales y el bienestar de los animales rescatados.
Los chimpancés actores y mascotas quedan traumatizados de por vida
Debemos concienciar a las personas para que no compren animales salvajes como mascotas ni incentiven su uso recreativo. Solo en 2019 hubo 500 solicitudes para rescatar primates en Europa, pero es imposible acogerlos a todos.
Es necesario que hagamos todo lo posible por proteger a estos primates. Los chimpancés son los parientes evolutivos más cercanos a los humanos y todavía tenemos mucho que aprender de ellos. Además, actúan como grandes dispersores de semillas para regenerar las selvas tropicales. Solo el hecho de tenerlos aislado de sus familias es muy grave. A eso hay que sumarle maltratos y malas condiciones de vida durante años. Es hora de cambiar el paradigma: los animales no son objetos.
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